El presunto violador de Málaga será puesto hoy a disposición judicial

El presunto violador de Málaga, Juan Carlos G. R., a quien la Policía atribuye más de 30 agresiones sexuales a mujeres, en las que habría consumado más de 15 violaciones, será puesto hoy a disposición judicial. La Policía ha agotado las 72 horas, el plazo máximo que marca la Ley, para terminar las complicadas diligencias del caso. Las decenas de denuncias por violación de los últimos cuatro años en Málaga, atribuibles a Juan Carlos G. R., están desperdigadas por casi todos los Juzgados de la capital.

Las tres ruedas de reconocimiento a las que fue sometido el detenido en la jornada del martes, por orden del juez Manuel Caballero Bonald, y la identificación 'fuera de toda duda' de las tres estudiantes suecas que habrían sido agredidas por Juan Carlos G. R. el pasado viernes son una de las piezas fundamentales del informe que la Policía debe entregar esta mañana al juez de guardia. El detenido es un profesor de Educación Física de 29 años, en un colegio concertado del distrito de la Carretera de Cádiz. En 1997 empezó asaltando a madres de sus alumnos y desde 2000 a jóvenes extranjeras.

Fuentes jurídicas dan por seguro su ingreso en prisión. Las mismas fuentes sugieren que ante la cantidad de víctimas, con diversos lugares de residencia, en especial las ciudadanas nórdicas que fueron sus víctimas desde marzo de 2000, sería deseable evitar un macroproceso: cada caso podría tener un juicio individual y la condena final sería el triple de la pena máxima impuesta.

El experto forense del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y profesor de psicopatología de la Universidad de Barcelona, José Antonio Hernández, preparó el pasado julio un perfil psicológico del violador para los investigadores de este caso. Hernández sostenía que el presunto violador tenía 'una personalidad obsesiva' y que las 'fantasías sexuales' se convirtieron en la motivación fundamental para consumar sus agresiones.

El profesor Hernández incluso vino a Málaga en octubre para entrevistarse con alguna de las víctimas. Ya entonces se estableció que se estaba buscando a un hombre de apariencia y comportamiento normales, con un trabajo estable, casado en 2000, socialmente adaptado, con una edad entre los 29 y los 34 años, no asiduo a las discotecas, tímido, educado, no violento, con baja autoestima, sensación de vulnerabilidad y familia de clase trabajadora. Este experto sostiene que el presunto violador 'debe haber sufrido un trauma sexual en su adolescencia y que en su deseo de satisfacer sus fantasías buscaba víctimas cada vez más jóvenes.