La Sinfónica de Tenerife estrena una obra de Emilio Aragón
De la noche a la mañana, en un plazo de 15 horas, la Sinfónica de Tenerife bajó de la ardiente oscuridad de la ópera El castillo de Barba Azul, de Bartok, en una estremecedora versión de Víctor Pablo Pérez, a las aguas tranquilas de El soldadito de plomo, de Emilio Aragón, en un concierto para niños compartido con La historia de Babar, de Poulenc.
Demostró la Sinfónica un gran sentido del equilibrio en ese peligroso salto. La ópera de Bartok estuvo precedida en el Festival de Canarias por un concierto de piano del compositor catalán afincado en Estados Unidos Carles Suriñach (1915-1997), muy poco divulgado en nuestro país y del que algún historiador ha señalado paralelismos biográficos con Robert Gerhard cambiando el exilio inglés por el americano. Víctor Pablo, que fue uno de los pioneros en la recuperación de Gerhard, ha grabado un disco monográfico dedicado a Suriñach. El concierto para piano de este catalán universal fue estupendamente defendido por el tinerfeño Gustavo Díaz-Jerez. Compuesto para Alicia de Larrocha en 1973-74, es una obra vibrante, que orquesta, solista y director resolvieron con destreza.
El castillo de Barba Azul, cita operística este año de Víctor Pablo Pérez en el Festival de Canarias, volvió a evidenciar el temperamento teatral del director burgalés. Fue una lectura de un lirismo acentuado, de una tensión sobrecogedora y, especialmente, de una pulcritud admirable. La soprano Anja Silja estuvo más tirante de lo que en ella es habitual, evidenciando en cualquier caso su categoría de gran artista. El barítono Peter Mikulas hizo una actuación sobresaliente del personaje de Barba Azul. La feliz identificación de director y orquesta con esta ópera ha motivado la decisión de que sea el primer título lírico que se represente en el nuevo Auditorio de Tenerife el próximo otoño, con dirección escénica de Juan Carlos Fresnadillo (mejor director joven en los últimos Goya por Intacto).
Sorpresa con moderación
Ayer por la mañana, Víctor Pablo y Emilio Aragón fueron recibidos en el teatro Guimerá con una ovación atronadora. Una versión pulcra de La historia de Babar, de Poulenc, con Víctor Pablo de director y Aragón de narrador, sirvió en bandeja el estreno de El soldadito de plomo, cuento de Anderssen puesto en música y dirigido por el popular Emilio Aragón, para un público infantil y un gran despliegue de medios de comunicación audiovisuales. Contó como narradora con una encantadora niña de 12 años: Nadia de Santiago. La partitura de Emilio Aragón domina el concepto narrativo, cultiva la sorpresa con moderación, está construida y orquestada con efectividad, y funciona en su dimensión más inmediata. Un trabajo impecable, nada pedante, con sentido del espectáculo. Emilio Aragón vivió ayer una mañana seguramente inolvidable.
La ópera de Béla Bartok se repetirá en el Auditorio de Las Palmas de Gran Canaria el 7 de febrero y el cuento musical de Emilio Aragón al día siguiente.
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