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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Francia golpea a ETA

Los etarras detenidos estos días en Burdeos están acusados de haber participado en atentados con coche bomba en Málaga, Madrid y Salou, en los secuestros de Delclaux y Aldaya, en el robo de explosivos de Bretaña y en el asesinato del sargento de la Ertzaintza Joseba Goikoetxea, entre otras actividades. Se trata, por tanto, de un importante golpe policial contra ETA. Las detenciones, continuación de una serie de capturas a lo largo de los últimos meses, confirman, por una parte, que ETA sigue siendo una organización instalada principalmente en Francia, aunque sea en España donde comete sus atentados; y por otra, que la colaboración entre las fuerzas de seguridad francesas y españolas es hoy la clave de la derrota policial del terrorismo.

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En cuanto a su derrota política, la estrategia de intimidación de ETA incluye desde hace años la ensoñación de la llamada 'internacionalización del conflicto', es decir, del reconocimiento exterior de la legitimidad de los crímenes terroristas por el fin político invocado. Esa vía ha quedado clausurada a partir del 11 de septiembre, en cuya estela hay que registrar una mayor colaboración policial entre Francia y España y las crecientes dificultades de ETA para encontrar apoyos (políticos y logísticos) en sectores antes comprensivos. Personalidades nacionalistas del País Vasco francés que en el pasado apoyaron a ETA se desmarcan ahora y dicen que la violencia, que ya era 'éticamente insoportable', se ha convertido en 'políticamente ilegítima' desde la ruptura de la tregua.

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En el boletín interno de ETA de diciembre pasado, difundido esta semana por el periódico Gara, se instaba al PNV a presionar a Madrid y París para que reconozcan, mediante una declaración, el derecho a la autodeterminación de Euskal Herría. El sábado pasado, Batasuna traducía ese planteamiento en una propuesta de paz cuyo eje central es de nuevo supeditar su consecución al reconocimiento de la autodeterminación. Como novedad aparece una mención a la pluralidad de la sociedad vasca, cuya existencia reconoce.

El problema de cómo compaginar ese reconocimiento con la eliminación de adversarios políticos que practica ETA, lo resuelve Batasuna mediante el tirabuzón de considerar que la negación de 'un derecho humano democrático fundamental' como el de la autodeterminación constituye 'el mayor ataque contra la referida pluralidad'. Es decir, que las víctimas (por ejemplo, los concejales) están obligadas a dejarse matar en defensa del verdadero pluralismo político, versión etarra.

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