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LA CRÓNICA
Columna
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Algo se mueve en la calle de En Carabassa

¿Estarían de acuerdo los vecinos de una manzana del Eixample de Barcelona si de la noche a la mañana les construyeran un bloque de pisos en su patio interior? Eso se preguntan los vecinos de la calle de En Carabassa -en el barrio de la Mercè- ahora que la empresa Estrucfort 200, SL, ha presentado un plan para edificar un bloque de tres plantas en un espacio catalogado como manzana interior. Se trata de un edificio histórico del siglo XVII que originariamente constaba de un jardín -más tarde convertido en terraza- y que formaba parte del catálogo de Patrimonio, lo cual equivalía a una ordenanza de protección. Ese edificio fue el estudio del arquitecto Enric Miralles y los vecinos recuerdan el día en que celebró allí su boda. Pero las cosas andan mal para ese edificio: el Ayuntamiento ha dado vía libre a la edificación sin tener en cuenta a los vecinos, que se están movilizando para impedirlo.

La calle de En Carabassa es una de las más bellas y peculiares de la Barcelona antigua. Y está en lucha

La calle de En Carabassa es una de las más bellas y peculiares de la Barcelona antigua. Tiene dos arcos que enlazan una manzana con la otra y un jardín con una palmera y un gran magnolio, y si uno entra por Escudellers se encuentra con la Virgen de la Mercè al fondo, recortada en el cielo, como si fuera a volar. Esa calle está documentada desde el año 1300 y su curioso nombre parece tener varias fuentes: un prostíbulo en cuya puerta había una calabaza y un suministrador de agua potable, que también tenía este símbolo. En sus plantas bajas se agrupaban artesanos y pequeñas industrias, hasta que en los años setenta el Ayuntamiento optó por derivar estos oficios a las afueras de la ciudad. Con esta medida, ciertamente errónea, la calle quedó desierta y los vecinos -como tantos en esta zona- padecieron la suciedad, robos, vagabundos, drogadicción... Hace unos años se empezaron a alquilar y a comprar esos viejos pisos para convertirlos en estudios o viviendas confortables. Eso sí: la calle se había mantenido como 800 años atrás. Por eso no es extraño ver turistas sacando fotos o equipos que graban anuncios publicitarios o películas, como El embrujo de Shanghai, de Fernando Trueba, o La ciutat dels prodigis, de Mario Camus, para no hablar de pintores y escritores que la han perpetuado a lo largo de su historia. Ahora de las ventanas y balcones cuelgan pancartas reivindicativas en todos los idiomas en las que se pide que el Ayuntamiento les escuche.

'Se pensaban encontrar sólo a cuatro vejetes que no dirían nada y se han equivocado', cuenta Rosa Asensi, una de las almas del Col.lectiu Salvem el Carrer Carabassa, que cuenta con un buen puñado de vecinos dispuestos a todo. Con Rosa, Carles Bartolomé y Andrea Cerruti nos reunimos en el Cafè Arc, en plena calle de En Carabassa, un espacio más que agradable donde descubro un café más que bueno. A esa hora de la mañana el sol da de lleno en las ventanas, uno de los privilegios de esta calle que con el nuevo edificio se iría a pique. Rosa empieza a sacar planos, papeles y fotocopias de instancias al Ayuntamiento. 'Aquí hay gato encerrado'. Una noche los vecinos oyeron una explosión y el tejado de esa casa se derrumbó. 'Eso está hecho a propósito para que el Ayuntamiento declarara la casa irrecuperable y puedan echarla abajo. Ese tejado no se cayó solo porque hacía unos años que la antigua dueña lo había reparado', comenta Rosa. Cuanto más hurgan en papeles y estudian todo el proceso, más se dan cuenta de que esto es una encerrona y de que priman más los intereses económicos que procurar una mínima calidad de vida para este barrio. Porque no sólo es problema de luz o de un cambio de decorado, se trata de que lapidan -literalmente- a los vecinos de la parte posterior del futuro edifico. 'Es una fachada irrecuperable', comentan desde el Ayuntamiento mientras se afanan en limpiar 'lo que se ve', como la plaza del Fossar de les Moreres. 'Al Ayuntamiento no le interesa que eso sea para el barrio porque no saca dinero. Nosotros pagaremos los millones del Fòrum 2004', dice Rosa. En el barrio de la Mercè faltan guarderías, centros para la tercera edad, para los niños, bibliotecas, etcétera. ¿No sería el momento de utilizar ese espacio para el uso público del barrio? Eso se preguntan todos, pero las cosas parecen ir por otro camino.

'El señor Lucchetti, gerente técnico de Ciutat Vella, nos informó de este proyecto la vigilia de que el pleno del Ayuntamiento lo aprobara. Ahora sólo tenemos dos meses para poner un recurso', comenta Carles. Pero no se desmoralizan y piensan luchar hasta el final. Al salir del Cafè Arc nos encontramos con un artista vecino del barrio. 'Lo tenéis muy negro', comenta. 'Esto es una mafia'. Luego nos vamos a la droguería Fuertes, en la calle de Avinyó. Ernest Fuertes sabe mucho de la calle de En Carabassa y me cuenta historias. Entra una señora a comprar cinco mochos y resulta ser una de las trabajadoras de la limpieza del estudio del arquitecto Miralles. 'Esa casa es un monumento. Venía la gente a fotografiarla. No hay derecho a que la tiren al suelo', dice ella. 'Creo que allí van a hacer un hotel', comenta Ernest. Al poco rato entra el artista que encontramos antes y se suma a la conversación. La tienda de Ernest es como un gran bazar: uno encuentra de todo. Rosa los cita a una reunión: el Ayuntamiento no lo tendrá tan fácil como creía. Y las movilizaciones ya han comenzado. El viernes hubo un acto de protesta con actuaciones musicales al que se sumó el cantante Manu Chao.

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