Criterios dispares

La reacción de las bolsas ante los ambiguos mensajes de las autoridades monetarias de la UE y Estados Unidos se desinfló en esta última sesión, al menos en Europa, en donde se dejó sentir el malestar por la férrea postura del BCE respecto de los tipos de interés. En el área del dólar las cosas fueron totalmente diferentes, a pesar de que Greenspan también había puesto en duda la aplicación de nuevos estímulos para reactivar la economía.

Los mercados europeos se orientaron a la baja, en parte porque contaban con una acumulación de beneficios que podía considerarse como cuantiosa para los tiempos que corren. La Bolsa de Nueva York, por el contrario, se mantenía al alza incluso sin conocer qué elementos contrarios a la reactivación están perdiendo fuerza.

El Ibex 35 cedió el 0,34% y el índice general de Madrid el 0,26%, pero en el conjunto de la semana ambos ganan el 2,20%.

La peor parte en este cruce de significados respecto del contenido de los mensajes de las autoridades monetarias se la llevó el euro, que sufrió un nuevo descalabro. La cotización oficial se situó en 0,8663 dólares, un nivel similar al de julio de 2001, mientras que a última hora de la tarde seguía la tendencia a la baja y el cambio en el mercado era de 0,8639 dólares. La moneda estadounidense costaba 1,157 euros para los ciudadanos europeos, cuando hace apenas tres días estaba a 1,12 euros.

Un dato positivo para el mercado español es la aparente tranquilidad de la situación en Argentina, lo que ha permitido a las grandes empresas iniciar una discreta recuperación, siempre sujeta a revisiones.

La contratación en el Mercado Continuo alcanzó los 1.857,88 millones de euros, 309.126 millones de pesetas, una cifra que puede considerarse como prometedora al producirse en la sesión que cierra la semana.