Ferro, nuevo líder socialista portugués
El candidato del PS a primer ministro defiende un Gobierno de coalición con los comunistas
El nuevo secretario general de los socialistas portugueses, aspirante a suceder a su compañero de partido António Guterres como jefe del Gobierno, ha declarado que el modelo francés (una alianza gubernamental entre socialistas y comunistas) puede ser 'un buen ejemplo'. Eduardo Ferro se enfrentará el 17 de marzo al candidato del centro-derecha José Manuel Durao.
Los 121.000 militantes del Partido Socialista (PS) con sus cuotas al día eligieron ayer por amplia mayoría al ministro de Obras Públicas, Eduardo Ferro, de 52 años, como nuevo secretario general y candidato a primer ministro en las próximas elecciones anticipadas, fijadas para el 17 de marzo. El sucesor de António Guterres reclama una mayoría absoluta y, en caso de una relativa, admite acuerdos con otras fuerzas políticas para garantizar la estabilidad del país. Ferro cree que la experiencia francesa de una alianza entre socialistas y comunistas en el Gobierno puede ser 'un buen ejemplo' para Portugal.
Ferro Rodrigues obtuvo ayer una mayoría anunciada para la sucesión de António Guterres al contar con el apoyo de todo el aparato del partido y enfrentarse exclusivamente a un joven concejal prácticamente desconocido a nivel nacional. Tras la derrota socialista en las pasadas municipales, que provocó la dimisión de Guterres, Ferro deberá disputar ahora las próximas elecciones al candidato del Partido Social Demócrata (PSD, de ideología liberal conservadora), el ex ministro de Exteriores José Manuel Durao Barroso, que encabeza el resurgimiento de la derecha, apartada del poder desde la década cavaquista (1985- 1995), y ya actúa, tal vez apresuradamente, como futuro primer ministro.
Con una clara mayoría en el país pero dividida, la izquierda portuguesa corre el riesgo de entregar las próximas elecciones a la derecha. Con 134 diputados frente a los 96 de la derecha en las últimas legislativas de 1999 y cerca del 50% de los votos en las municipales, la izquierda se enfrenta al mayor desafío de la última década sin que nadie, a excepción de los renovadores del Partido Comunista (PCP), haya buscado una alianza preelectoral. Ferro ha descartado esos acuerdos y sólo los admite en caso de obtener una mayoría simple con el fin de asegurar la estabilidad del país.
El sucesor de Guterres explicó esta semana a la revista Visao que, en ese caso, buscará los apoyos parlamentarios necesarios para alcanzar tales acuerdos, tanto en el PCP como en el minoritario Partido Popular (la derecha), pero sin prescindir de tres principios fundamentales: la defensa de la construcción europea, la estabilidad presupuestaria y el mantenimiento del sistema de pensiones, junto al combate a la exclusión social.
En cualquier caso, Ferro 'asume' los éxitos y los errores de los gobiernos de António Guterres en los últimos seis años, defiende el avance de las grandes reformas que necesita el país (impuestos, sanidad, justicia o educación) y minimiza la crisis económica y presupuestaria. A su juicio, 'el déficit público es perfectamente aceptable, la deuda está por debajo de la media europea y forzar la idea de que existe en pantano financiero, además de ser mentira, nos crea problemas a escala nacional y europea con la que no estoy de acuerdo'.
Ferro defiende una reforma fiscal 'amiga de la inversión', se opone radicalmente a la privatización de la Caixa Geral de Depósitos, es favorable a la despenalización del aborto mediante un nuevo referéndum y admite la reducción del número de ministros y diputados. Y subraya que el país se prepare ante la futura y progresiva pérdida de los fondos comunitarios.
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