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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cuba: la revolución traicionada

León Trotski, en 1936, en su brutal denuncia del régimen estalinista, había advertido de las revoluciones que devoran a sus mejores hijos y que en nombre de objetivos aparentemente superiores bastardean aquellos iniciales por los que las masas populares se habían movilizado y habían sacrificado sus vidas y bienes. De una forma menos sistemática que el revolucionario ruso, el escritor cubano Carlos Franqui intenta presentar con su biografía de Camilo Cienfuegos el importante cambio de rumbo que sufrió la revolución cubana, que pasó de ser una revolución nacionalista, en la vieja línea del nacionalismo revolucionario cubano, a ser una revolución marxista de un claro contenido antinorteamericano, o antiimperialista, si se quiere.

CAMILO CIENFUEGOS

Carlos Franqui Seix Barral. Barcelona, 2001 223 páginas. 16,23 euros

Carlos Franqui, un protagonista de primera fila de los sucesos de 1959, dirigió hasta 1963 el periódico Revolución y después de la invasión soviética a Checoslovaquia rompió todos los lazos con el régimen castrista, con el que todavía tiene numerosas cuentas que saldar. Desde su atalaya privilegiada, Franqui nos cuenta los intensos meses que van desde la caída de La Habana, el 2 de enero de 1959, hasta la misteriosa desaparición del héroe revolucionario y comandante Camilo Cienfuegos, el 28 de octubre del mismo año, en lo que aparentemente fue un accidente aéreo.

Con un lenguaje ágil y ameno, aunque con ciertas repeticiones que afean el relato, Franqui intenta desandar el camino que llevó a que Fidel traicionara la revolución nacionalista y humanista que él mismo había empezado. Este proceso supuso el encumbramiento de su hermano Raúl, como ministro de Defensa, y del argentino Ernesto Che Guevara, ambos desplazados inicialmente de los centros de poder por sus puntos de vista radicales y cercanos al Partido Comunista Cubano, dentro de una estrategia perfectamente planificada y ejecutada por el propio Castro. Esta deriva le costó la vida a Camilo Cienfuegos, que representaba, según nuestro autor, lo más genuino y sincero del pueblo cubano. Por eso Franqui insiste mucho en contrastar su bonhomía, campechanía y sentido del humor con la seriedad de Fidel, poco dado a la pachanga y al contacto directo con el pueblo.

Del inicial 'pan y libertad, pan sin terror' o 'humanismo revolucionario, ni dictadura de izquierda, ni dictadura de derecha, una revolución tan cubana como las palmas, la revolución cristiana y para los humildes', Fidel pasó al enfrentamiento con los sectores moderados de la revolución. Así se sacudió de encima a todos aquellos que podían hacerle sombra en algún momento, como pasó en este caso con Cienfuegos o más recientemente con el general Arnaldo Ochoa, fusilado en julio de 1989 bajo la acusación de narcotráfico junto a tres jefes militares más. Para todo ello, Castro utilizó de forma sistemática la represión, la delación y los servicios de información acuñados según el modelo soviético del KGB. Por eso, la clave de este relato es la propia historia de la revolución, una historia que, según Franqui, Fidel intentó escamotear desde el primer momento con el objetivo prioritario de ir moldeando a su antojo su giro radical hacia el marxismo leninismo, abandonando el nacionalismo revolucionario que lo había conducido al poder.

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