_
_
_
_
Reportaje:

Un rumbo para la gente perdida

El cantautor sevillano Alfonso del Valle apuesta por la esperanza en su disco 'Básico'

Alfonso del Valle es un cantautor partidario de no amilanarse ante el futuro. La esperanza es una de sus bazas fundamentales. Al final del túnel más oscuro hay una pequeña luz que disuade de caer en la desesperación. Hemingway insistía en su novela El viejo y el mar en que un hombre puede ser destruido, pero jamás derrotado. 'Es cierto. Ésa es una constante en mí. Apuesto por la esperanza, por mirar hacia delante', afirma el cantautor en La Carbonería, el célebre local de Sevilla donde tantos artistas han derramado su talento ante un público ávido de voces nuevas.

Alfonso del Valle (Sevilla, 1958) acaba de publicar su segundo disco en solitario, Básico (Pasarela). El cantautor presentó Básico ayer por la noche en La Carbonería. El disco reúne 17 canciones en las que Alfonso del Valle da rienda suelta a su afición a contar historias rodeado de un público que lo abriga y lo estimula a la vez. 'Me gusta contar historias. Es más fácil así que la gente pueda entender el mensaje que quiero transmitir. Hablo de historias supercotidianas que me pueden pasar a mí, a la gente... Es fundamental transmitir esa conexión con el público, que la gente se integre en mis canciones', dice.

El cantautor recalca su rechazo al pesimismo. 'Aunque sea la canción más triste del mundo, doy un rayito de esperanza, de posible solución al problema. Procuro no contar cosas tristes. La gente ya aguanta muchas cosas tristes como para echarles una losa encima. Hay que animarles un poco, decirles que las cosas pueden salir bien si te las curras y si pones algo de tu parte', agrega Del Valle.

A veces, las canciones se imponen sobre su autor y es la gente la que las convierte en piezas ineludibles de su repertorio. Esto ocurre con Caperucita, una irónica revisión del cuento archisabido. En la canción la niña 'pasa del lobo y la abuelita'. 'Hay un poco de coña. Caperucita es la pieza fundamental en el repertorio no sé muy bien por qué. Tiene ritmillo, es simpática, tiene unos puntillos que a la gente le gustan...', explica.

Otra de sus canciones cuenta la historia de un cangrejo que dejó de andar hacia atrás gracias a un imán. Pero el imán estaba tan lejos que el cangrejo nunca llegó hasta él. 'El cangrejo fue feliz porque tuvo su ilusión y su esperanza. Y ahí quedó el imán. Desde entonces la gente que se siente perdida tiene un rumbo que seguir', asevera.

Otras veces, Del Valle cuenta las historias anónimas de los inmigrantes que se juegan la vida en una patera para llegar a su Eldorado. Es el caso de la canción No hay lágrimas. 'Lo empeñan prácticamente todo intentando tener una vida digna y, en la mayoría de los casos, no lo consiguen', dice el cantautor. Algunos mueren ahogados. 'Y como no están en ningún lado, nadie derrama lágrimas por ellos', concluye.

La Nueva Lírica Sureña pide paso

La transición fue una época fértil para los cantautores. Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés o Luis Eduardo Aute pusieron música a los sentimientos de muchas personas y llenaron de inquietudes a una generación que entraba en un mundo plagado de novedades y sorpresas. Alfonso del Valle también comenzó a cantar en este periodo. 'Empecé en la canción protesta, pillando la época de la transición', comenta. 'Formé alguna banda de pop-rock como Punto y Aparte. Cuando Pedro Guerra salió a la luz, me dije 'estas canciones son muy parecidas a las mías y yo no me atrevo a cantarlas porque parece que no le interesan a nadie', recuerda Del Valle. El éxito del cantautor canario fue un aldabonazo para hacer la música en la que creía. Y Del Valle fue uno de los impulsores de lo que algunos críticos llaman Nueva Lírica Sureña. Para el cantautor sevillano, este grupo es 'una etiqueta'. 'Cuando se ve a varios cantautores que hacen lo mismo y coinciden en el tiempo y el espacio, se les pone una etiqueta. No me parece ni bien ni mal', explica. En esta Nueva Lírica Sureña figuran cantautores como Joaquín Calderón y Mariano Cuesta. Calderón y Del Valle sacaron a la calle un disco en 2000. Ambos unieron sus esfuerzos en 2dos. Calderón, que es sevillano, comenzó a desarrollar su actividad como cantautor a los 19 años en La Carbonería. Ha actuado en locales de Madrid, como Libertad 8 o La Redacción, y en el Auditorio Nacional de la Sociedad General de Autores Españoles. Ha grabado cuatro de sus temas en dos discos compartidos (Cantautores y La Nueva Generación). Mariano Cuesta nació en Ceuta en 1977, pero reside en Sevilla desde hace años y fue en esta ciudad donde inició su carrera musical. Cuesta reconoce que sus influencias musicales son variadas, desde Mozart hasta Marilyn Manson en un abanico que incluye a Nirvana, Metallica, Presuntos Implicados, Pedro Guerra y Rosana, entre otros. Sus canciones hablan de amor y desamor. A Cuesta la injusticia le revienta porque 'ante todo el cantautor debe ser un denunciador, un espejo donde se refleje la sociedad'. Es el mismo espejo de la vida cotidiana que canta Alfonso del Valle.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_