Bebieron y condujeron

Carretera nacional N-22. 8.00 horas del 25 de marzo de 2001. Punto kilométrico 652, a la altura de Sant Vicenç de Montalt. Una furgoneta cae por un talud y muere su ocupante. El causante del accidente es un conductor temerario de 27 años. Dicen los testigos que iba haciendo eses por la carretera y adelantamientos rápidos. Hasta que se le fue el volante y colisionó con la furgoneta con tanta fuerza que provocó su salida de la carretera. El causante del accidente había bebido demasiado.

Otro caso. 17.50 horas del pasado 1 de septiembre. Comarcal BP-1503, de Terrassa a Rubí. Dos vehículos rivalizan en la carretera. En una de las maniobras, uno de los coches invade la calzada izquierda, en el momento en el que adelantaba una motocicleta. Este conductor cae al suelo y es arrollado mortalmente por otro vehículo que iba en sentido contrario. Los dos conductores temerarios huyen, pero luego reflexionan y vuelven al lugar de los hechos. Para entonces, ya ha llegado la ambulancia sin poder hacer nada por salvar una vida. El conductor de 24 años que causa el accidente también había bebido y había consumido drogas.

Más ejemplos. 0.50 horas del pasado día 15 de junio. Autovía de Castelldefels, a la altura de L'Hospitalet de Llobregat. Un vehículo invade el carril derecho de la calzada de manera imprudente y causa la caída de una motocicleta. Los dos ocupantes acaban en el suelo. El conductor tiene suerte y sólo sufre rasguños, pero su acompañante muere del impacto. El joven de 20 años que provoca el accidente, acompañado de otros dos de edades similares, presenta una sintomatología de haber consumido drogas combinadas con alcohol.

Los tres casos, relatados por un portavoz de los Mossos d'Esquadra, evidencian lo que dicen todas las encuestas y todos los estudios. Según el Servicio Catalán de Tráfico, el alcohol está presente en el 25% de los accidentes de tráfico que se producen en Cataluña. En el caso de los conductores jóvenes, las cifras se disparan. Y las consecuencias son terribles.