Unas jornadas ponen de relieve la importancia de la Sierra de Segura como fuente de inspiración literaria

'Dijéronme grandes bienes de esta tierra, y con razón, que es muy deleitosa y de buen temple'. Santa Teresa de Jesús no pudo sucumbir al embrujo de la Sierra de Segura, que fue durante el siglo XVI centro de inspiración poética para algunas de sus obras más intimistas y puras. Como ella, la belleza de la comarca segureña, enclavada en el rincón más oriental de la provincia de Jaén, fue glosada por algunos de los escritores más universales de la literatura española, como Quevedo, Góngora, San Juan de la Cruz, el Marqués de Santillana o el Arcipreste de Hita.

Quevedo, el creador del conceptismo, inmortalizó el pico del Yelmo -que con sus más de 2.000 metros es uno de los símbolos de esta comarca del parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas- con estos versos: '¡Oh peñasco atrevido / llevas a las estrellas frente osada / de ceño y de carámbanos amada'.

Sin embargo, quien primero iluminó el encanto de la Sierra de Segura, hasta entonces una auténtica desconocida para los literatos, fue el poeta Jorge Manrique, hijo del que fuera comendador de Segura de la Sierra desde 1434 a 1474, Rodrigo Manrique. Las Jornadas Manriqueñas, celebradas durante el último fin de semana en Segura de la Sierra, han servido para reafirmar la identidad serrana del autor de las célebres Coplas a la muerte del maestre Don Rodrigo, considerada por los expertos como la mejor elegía hecha en lengua castellana.

Hasta entonces, Manrique -que murió prematuramente con sólo 33 años en el asalto del castillo conquense de Garci Muñoz- dejó una extensa huella poética con sus versos amatorios y burlescos también inspirados en el paisaje segureño. 'Manrique utilizó un lenguaje amoroso impregnado de todos los lances caballerescos, un lenguaje militar aplicado al amor', explica José Luis Buendía, profesor de Literatura de la Universidad de Jaén.

Las Jornadas Manriqueñas, organizadas por el Ayuntamiento de Segura y la Universidad jiennense, han sacado a relucir algunos documentos inéditos, como el que presentó el profesor Domingo Henares, profesor de la UNED en Albacete y acreditado investigador serrano, según el cual el nacimiento de Manrique hay que fecharlo en Beas de Segura -pueblo natal de su madre- en 1432, es decir ocho años antes de lo que certifican la mayoría de enciclopedias, que asocian el nacimiento del poeta a la localidad palentina de Paredes de Nava.