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Tribuna:LA CARRERA HACIA LAS ELECCIONES LOCALES
Tribuna
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Otra política municipal: la de todos

Tras la aprobación de la Constitución, y la convocatoria de elecciones municipales, los ayuntamientos iniciaron una lenta andadura democrática que, después de siete procesos electorales, ha cubierto una etapa, larga y fecunda, en la cual, las instituciones municipales han adquirido su mayoría de edad y ha servido de escuela donde numerosos ciudadanos han aprendido cómo se ejerce el poder en democracia, alcanzándose en este aspecto un funcionamiento normalizado en el ámbito de la autonomía municipal y del poder local. Sin embargo, y en los momentos que vivimos, esto ya no es suficiente ni justifica por sí mismo el mantenimiento de las actuales estructuras municipales.

Los valores democráticos no pueden quedar reducidos sólo a depositar cada cuatro años el voto y, una vez hecho lo anterior, permanecer el ciudadano al margen del proceso político, pasando a ser los ciudadanos meros votantes, esto es, meros observadores de la realidad política que interpretan y ejecutan a diario los representantes elegidos en las urnas siguiendo las pautas que sus respectivas formaciones políticas les impone. Por ello, hoy por hoy es preciso, y ésta es una exigencia que late en la calle, que los ciudadanos nos impliquemos en la realidad política diaria, que seamos, junto con los representantes elegidos, protagonistas del día a día, partícipes no sólo de las decisiones sino también protagonistas de ellas en su elaboración y acuerdo, sin que por ello tengamos que ponernos a inventar fórmulas de participación directa del ciudadano, pues ya existen numerosos ejemplos de democracia participativa, por no llamarla directa.

No hablo de ninguna utopía y, en mi opinión, con la legalidad vigente, es perfectamente posible ampliar el grado de participación de los ciudadanos en la vida municipal, sin que ello implique menosprecio ni mengua de la tarea de los representantes elegidos democráticamente. En un mundo que cada vez está más globalizado, en el que las decisiones se toman cada vez más por razones que escapan al momento y el lugar concreto, en el que es evidente el alejamiento de numerosas capas de la población (jóvenes, trabajadores no cualificados, profesionales, etc.), cada grupo por razones distintas, de la participación en los procesos electorales, es preciso que los llamados políticos se esfuercen en introducir medidas imaginativas y de amplio consenso que hagan resucitar las ilusiones que el inicio de la democracia trajo consigo, creando nuevos marcos de decisión y facilitando el acceso de los ciudadanos a los ámbitos de decisión.

Ejemplos como la aprobación de los presupuestos municipales después de un amplio debate y discusión entre toda la población (como actualmente ocurre en la ciudad brasileña de Portoalegre), la posibilidad de discutir el urbanismo de la ciudad por sus propios habitantes, generando directrices que los concejales deberán tener muy en cuenta a la hora de aprobar los planes, o, simplemente, confiando a los ciudadanos la tarea de supervisar los grandes temas de la política municipal mediante consultas o la admisión de iniciativas populares, son vías de participación que están por estrenarse en nuestro país, sin que ello implique dejar de lado el asesoramiento de los técnicos y expertos en cada una de las materias.

Y es claro que no debe asustar a ningún partido político democrático el devolver la voz al pueblo, ya que detrás de la voz, el voto será un añadido que suponga la plena participación de todos y la aparición de grandes consensos sobre todas aquellas materias que tienen que ver decisivamente con la vida diaria de los ciudadanos. Ésta, y no otra, es la única manera de conseguir una vida política que enriquezca a los que participan en ella, que consiga la implicación de los ciudadanos, viéndose como protagonistas de las decisiones que afectarán a su diario vivir, de superar esas críticas que emanan de la derecha socio-política y que encierran un profundo desprecio por la actividad política. Es a la izquierda a quien corresponde emprender estas tareas y llevar en sus banderas los ideales de corresponsabilidad de la vida pública, de honestidad y dignidad en el ejercicio de los cargos públicos y de atraer, en suma, a todos los ciudadanos a participar de manera directa en la toma de decisiones que le afecten, creando los mecanismos de consulta y colaboración adecuados para ello.

Se trata, en definitiva, de devolver a la política su sentido de participación colectiva y devolverle la dignidad de su ejercicio haciéndola entre todos.

Manuel Fernández del Pozo es Abogado y miembro de IU.

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