'El negocio en torno a lo natural es enorme'
A Gerardo Stübing, farmacéutico y director del Departamento de Botánica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valencia, le preocupa el desconocimiento que tienen muchos médicos y farmacéuticos sobre las medicinas complementarias y la proliferación de profesionales sin formación académica que las ejercen sin control. Dirige con la colaboración del Colegio de Médicos de Valencia un máster para médicos, farmacéuticos y veterinarios en medicina naturista, acupuntura y homeopatía que por tercer año consecutivo comienza su andadura el próximo día 25 . Con Juan Bautista Peris y Ángel Romo acaba de publicar Plantas Medicinales de la Península Ibérica y Baleares.
Pregunta. ¿Cuál es la novedad de este libro?
Respuesta. Es el primero que está hecho con rigor científico y adaptado a las plantas de aquí. Por lo general, libros similares son o muy locales o proceden de países del Este y tratan de plantas que aquí no existen. Viene a ser una continuación de Plantas medicinales. El Dioscórides renovado de Pío Fonquer que ya tiene varias décadas. El libro compila 1.000 plantas medicinales de las que la Comunidad Valenciana tiene alrededor de 600. La primera parte introduce en la historia de las plantas medicinales, sus principios activos, etcétera. Está pensado tanto para el especialista como para el gran público.
P.¿Qué ventajas tienen las plantas medicinales sobre los otros fármacos?
R. Las plantas medicinales no tienen efectos tan drásticos como los fármacos. Permiten que el organismo se defienda contra la enfermedad, que el sistema inmunológico actúe. Al mismo tiempo, no tienen tantos efectos secundarios. Se ha demostrado la eficacia de muchas de ellas como el hipérico o hierba de San Juan que se utiliza como antidepresivo.
P. En el libro advierten contra el peligro de la moda de lo natural.
R. Las plantas medicinales forman parte de la cultura popular, pero no se deben usar indiscriminadamente. En realidad no hay un control de estas plantas más allá del alimentario. Aunque hay una legislación para controlar la comercialización no se aplica porque el negocio que se ha montado en torno a lo natural es enorme. Existe un problema añadido. Más de la mitad de los fármacos son de origen vegetal, pero las plantas son un bien de la humanidad. Esto va en contra de su implantación a nivel oficial, porque una multinacional puede patentar un principio activo pero no una planta. Por eso se han introducido menos en terapéutica.
P. También han proliferado los acupuntores, homeópatas, etcétera. El master que usted dirige responde a esta demanda.
R. Por moda, la estructura sanitaria del país y la fatal despersonalización en la atención sanitaria hay una gran demanda de otras terapéuticas. Las instituciones sanitarias y académicas han ido lentas a la hora de aceptar estas medicinas complementarias. Esto ha provocado la proliferación de otros profesionales que no son médicos ni farmacéuticos. Es peligroso porque estas personas no tienen formación para hacer un diagnóstico.
P. ¿Se refiere a los curanderos?
R. Hay dos tipos de curanderos. Los curanderos rurales tienen conocimientos muy valiosos y hacen un servicio de manera desinteresada a la comunidad. Por desgracia, se están perdiendo. Los curanderos urbanos, sin embargo, intentan sustituir al médico.
P. ¿Diría que los médicos y los famacéuticos desconocen estas medicinas complementarias en las que tanta gente confía?
R. Lo interesante sería que todos los médicos supieran algo de estas medicinas. En los nuevos planes de estudio hay ya asignaturas optativas sobre fitoterapia, homeopatía, etcétera. El máster que realizamos en colaboración con el Colegio de Médicos de Valencia proporciona a médicos, farmacéuticos y veterinarios la formación suficiente para ejercerlas.
P. ¿Se colocan bien los alumnos que salen del máster?
R. Sí, tienen mucha aceptación. Además, cada vez se están aplicando más estas medicinas complementerias en la sanidad pública. Los médicos se dan cuenta de su eficacia.
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