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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Álvarez Cascos pide pista

Soledad Gallego-Díaz

Las dos enmiendas presentadas por Francisco Álvarez Cascos a la ponencia de Estatutos del XIV Congreso del Partido Popular (PP), que se inaugura el próximo día 25, pretenden dos cosas: dar protagonismo político a su autor en un congreso en el que los organizadores no le habían reservado un papel digno y recordar en clave interna que la sucesión de José María Aznar tiene que respetar unas reglas propias, y no quedar abierta a candidatos imprevistos que no representen al sector 'más clásico' del PP o, sobre todo, que crean posible ignorarlo.

El mensaje indicaría que Cascos, un político con un profundo conocimiento de su partido, está preocupado ante la posibilidad de un candidato demasiado alejado de la cocina del PP y quizá demasiado identificado con la democracia cristiana.

Cascos, un político respetado en el PP y con gran experiencia, está preocupado por la posibilidad de un candidato demasiado alejado de la 'cocina' del partido

El ministro de Fomento no pretende que los delegados al XIV Congreso aclamen a Aznar para exigirle que se presente a un tercer mandato como presidente del Gobierno, sino dejar abierta la puerta a una maniobra de este tipo si en el futuro se pretende imponer un candidato no consensuado o, al menos, aceptado por las tripas del PP.

Las enmiendas de Álvarez Cascos tienen un aspecto puramente formal, porque supondrían institucionalizar los dos mandatos como máximo en la presidencia del Gobierno, convirtiéndolo en una regla, una norma sujeta a previsión dentro del PP, y no en una decisión personal o personalista de Aznar. Pero también tienen un calado político de hondura.

La enmienda por la que el Congreso del partido podría autorizar un tercer mandato supondría quitar de hecho la última palabra a la junta nacional (encargada de proclamar al candidato) y trasladarla, en caso de emergencia, al propio congreso.

Álvarez Cascos, de 54 años, es un político con una trayectoria muy amplia, que cuenta con un gran respeto dentro de la organización del PP y con muy buenos contactos. No en balde fue uno de los responsables de la conversión de Alianza Popular en el actual PP y su secretario general durante diez años, entre 1989 y 1999, incluidas épocas muy difíciles. Por eso, si sólo hubiera pretendido hacer más objetivas las reglas de juego, no hubiera necesitado presentar de improviso la enmienda, sino que la hubiera propuesto por otro mecanismo, consensuado con Javier Arenas.

Ponencia constitucional

El ministro de Fomento ha dicho en voz alta lo que se comenta en voz baja en el PP: la sucesión de Aznar es el asunto número uno del partido, el más importante y el que más energías reclama. Aun antes de que Álvarez Cascos anunciara sus enmiendas, personas próximas al presidente le habían hecho llegar la gran expectación que existe por los dos discursos que pronunciará entre el 25 y el 27 ante los delegados. Todo el partido está pendiente de que Aznar confirme formalmente ante el congreso su decisión de no presentarse y de que fije, aunque sea someramente, el perfil del futuro candidato. 'No puede dar un mensaje de futuro a los delegados hurtando esta realidad', considera un ex ministro popular.

Aznar, por su parte, quiere que el congreso se desarrolle por derroteros distintos, y especialmente por lo que considera la última 'modernización' de la derecha española: su adaptación al Estado de las autonomías con las propuestas de organización territorial y la reformulación de su idea de España a través del tan traído y llevado patriotismo constitucional.

Algunos asesores del presidente del Gobierno tienen especial interés en acentuar esta línea ante los nuevos y probables encontronazos que creen que se van a producir con el PNV y con el nacionalismo vasco en los próximos meses. Para ellos sería un desastre que la ponencia de Estatutos se convierta en el centro de atención de los medios de comunicación. 'Quizá la única manera de atajar este problema, que ha acentuado involuntariamente Álvarez Cascos, sería que el presidente dijera desde el primer momento lo que tenga que decir al respecto', explica un diputado próximo a La Moncloa.

El esquema de Aznar para este congreso no contemplaba más temas que el 'patriotismo constitucional' y sus propios discursos, y, en todo caso, la intervención de Jaime Mayor Oreja. El discurso del dirigente popular vasco tendrá más o menos importancia según se desarrollen hasta ese día los asuntos internos del Partido Socialista de Euskadi (PSE) y los esfuerzos del PNV para conseguir una nueva tregua terrorista que actúe como bálsamo milagroso, impulse su programa soberanista y ponga todavía más nervioso al sector del PSE que representa Ramón Jáuregui y que tantas dudas tiene sobre cómo hacer frente al nacionalismo vasco.

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