María Bayo asegura que 'Pelléas et Mélisande' es la ópera que más le ha hecho sufrir
La soprano navarra encara las dificultades de la obra de Debussy en el Teatro Real
Sabe que la ópera no es un camino de rosas. A María Bayo, soprano española en alza y con una gran proyección internacional tras sus triunfos mozartianos en Salzburgo, le van las emociones fuertes. Por eso, demostrará en siete representaciones, entre el 12 y el 26 de este mes en el Teatro Real de Madrid, si ha sido capaz de adentrarse en un personaje tan oscuro y hermético como la protagonista de Pelléas et Mélisande, la ópera de Claude Debussy (1862-1918), que, según ella, 'es la que más me ha hecho sufrir y esforzarme en toda mi carrera'.
Llega con la puntualidad avanzada y confiesa que el tiempo es algo muy importante para ella a estas alturas de la vida. Lo mide con un reloj que destaca por su correa de charol granate y enrevesada entre sus manos cruzadas y su vestimenta negra. Lleva bien atados los minutos y se muestra también generosa, aunque concisa en las respuestas. Habla de todo, pero en su medida justa. María Bayo calcula el tiempo como su vida y su carrera, sin excesos pero con éxitos bien cocinados.
Pocas veces se sale por la tangente. Va eligiendo el repertorio justo, que le lleva del bel canto a la ópera francesa, el clasicismo mozartiano y el barroco, y no tiene prisa por meterse en papeles que le causen destellos que deba pagar: 'Creo que no hay que cantarlo todo. Si en esta carrera no llego a cantar algún papel de repertorio importante, no pasa nada. El hecho de afrontar ciertos personajes no te hace más o menos cantante', dice quien también acaba de interpretar la Mimi de La bohème en el Liceo de Barcelona.
Así responde, de todas maneras, cuando le preguntan por qué ha renunciado hace poco a atreverse con La traviata, de Verdi, un caramelo envenenado para muchas sopranos, a la que ella no ha querido por el momento quitarle la envoltura. Y eso que Verdi, no le es ajeno. 'Canté arias de Traviata y Rigoletto cuando empezaba mi carrera. Era muy joven. Ahora veré con el tiempo, seré la primera en saber si debo o no hacerlos'.
Otro registro
Está claro que el camino de esta cantante navarra, de Fitero, que estudió en el conservatorio Pablo Sarasate, de Pamplona y pronto, muy joven, emigró a la Music Hochschule de Detmold, en Alemania, a formarse a fondo, no va en busca del aplauso fácil. En el Real debutó la pasada temporada con Manon, de Massenet, ópera que la permitía lucir sus dotes vocales e interpretativas en un personaje cambiante y tragicómico. La segunda vez que pisa el escenario de Madrid en una representación, Bayo viene con Mélisande, otro cantar. 'La primera vez que lo hice fue en Bruselas en un montaje escénico de Wernicke. Hace seis años que no lo afronto. Es un personaje enigmático. Crea un misterio etéreo. No se puede coger con las manos. Está llena de premoniciones, oscuridad y claridad al tiempo, que refleja muy bien la música'.
Según Bayo es duro transmitir lo que representa realmente Mélisande porque es parca y no puede expresarse, como Pelléas, con grandes discursos, en la ópera cuyo centenario se celebra este año. Fue la única incursión en el género de Debussy. El músico describía esta historia de amor y ensueño como 'una reproducción más o menos exacta de las correspondencias entre la naturaleza y la imaginación' y eso es difícil de hacer comprender. 'Precisamente esa falta de lucimiento, de cambios en el carácter, esa escasa espectacularidad del personaje es lo que la convierte en algo lleno de dificultades', asegura Bayo. 'Es un personaje con gran peso psicológico, con un mundo cerrado, opresivo, del que cuesta salir. Esa oscuridad tienes que asumirla y hay que pagar un precio mental. Es el que más me ha costado en toda mi carrera porque, además, vocalmente es muy complicado. Hay que entender muy bien el texto y su atonalidad te obliga a trabajar mucho a nivel musical. Tienes que dar importancia a cada silencio y hay mucha dificultad rítmica también. El caso es que cuando acepté y empecé a trabajar en él, me dije: ¡Dios mío! ¿Dónde me he metido?'.
Tirarse a la piscina
Y si en el debú y preparación del mismo no dejó de sorprenderse, en el montaje que se presentará estos días en el Real, con dirección escénica de Patrice Caurier y Moshe Leiser y con Armin Jordan al frente de la Orquesta Sinfónica de Madrid, se da una circunstancia curiosa. 'Es una producción del Gran Teatro de Ginebra que yo vi allí. Me gustó mucho pero me llamó la atención que Mélisande tiene que bañarse en una piscina, porque la trama se desarrolla en el ambiente de la burguesía opresiva de los años cincuenta y sesenta', cuenta. 'Pensé que menuda faena era para la cantante y ahora yo me veo en su lugar, nadando'.
Será curioso para el público madrileño ver en este registro a María Bayo. Su última aparición fue en otoño en el teatro de la Zarzuela, en el ciclo de lied. Algunos hablaron de una reacción fría del respetable que ella no percibió: 'No fue tanto frialdad como que es difícil interpretar ese tipo de cosas en la Zarzuela porque creo que es un escenario que no se adapta bien a esa clase de canto. Tiene una acústica un poco seca y no se crea el ambiente adecuado para ese repertorio', comenta.
De todas formas su presencia, sonriente y contundente, va a ser regular en la capital: 'Estamos intentando lograr un compromiso serio para cantar todos los años en este teatro', cuenta. Para el año que viene ya hay título: Julio César, de Haendel, una de las óperas que más entusiasman a la cantante. Será después de los recitales que dará este verano en San Sebastián y Perelada. Y es que Bayo, que ha desarrollado principalmente su carrera en el extranjero desde que debutara en Saint Gallen y Lucerna con Lucia de Lammermor y ganara concursos como el Belvedere, en Viena o el Maria Callas, en Nápoles, quiere venir más a menudo a España, donde dice que le gustaría conocer más a fondo el panorama lírico. 'Cuando yo me fui no había tantas posibilidades. Hoy un cantante que empieza su carrera aquí lo tiene mucho más fácil que yo. Y eso está muy bien', asegura, lejos de mostrarse envidiosa.
Pero ella no se arrepiente de haberse ido. Cree que andar por el mundo ayuda a crecer. 'Es lo natural, salir, conocer otros países, aprender más formas de vida, idiomas diferentes...'.
Internet y Rossini
María Bayo no descuida detalle. Sabe que en la carrera de una cantante de ópera hoy no bastan los escenarios. Su discografía incluye ya 15 grabaciones con la aparición estos días de un trabajo con arias de Rossini, uno de sus compositores favoritos, para el sello Naïve. Bayo espera que la novedad alcance al menos un éxito similar al que tuvo Cantatas y arias de ópera, de Haendel, que llegó a obtener una candidatura a los premios Grammy. 'En España pasó algo desapercibido y lo siento porque es un trabajo del que me siento muy orgullosa', afirma la cantante. Para la grabación, ha contado con la dirección de Rinaldo Alessandrini al frente de su grupo Concerto italiano, que se enmarca dentro de la corriente auténtica, la que aborda a los compositores con instrumentos de su época. Grabar es algo que le gusta a María Bayo y está preparando nuevos lanzamientos. 'Hay un proyecto de canciones de repertorio español en las que se incluyen algunas de Ravel, otro de zarzuela y uno también de arias barrocas españolas', asegura. Su discografía, sus actuaciones, su trayectoria se puede encontrar en el último juguete que le han regalado: una página web en Internet a la que se accede en www.mariabayo.com. 'Os será muy útil', asegura.
Babelia
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