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EL EURO EN LA CALLE

Los ciudadanos reciben el euro con euforia

Rotundo éxito de la nueva moneda en los 12 países de la UE en los que entra en circulación

Carlos Yárnoz

Entre la curiosidad y el nerviosismo, los ciudadanos europeos fueron ayer los protagonistas del mayor paso dado en la construcción de Europa en el último medio siglo. Desde Helsinki a Las Palmas o desde Atenas a Dublín, centenares de miles de personas se abalanzaron sobre los cajeros nada más comenzar el nuevo año para hacerse con billetes de euros que por la mañana usaron ya en cafeterías, estaciones y panaderías. La magna operación logística de distribución de euros fue todo un éxito. 'El euro es ya un trozo de historia en nuestras manos', resumió el acontecimiento Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea.

'No hay noticias, así que es una excelente noticia', sentenció a primera hora de la tarde Gerassimos Thomas, portavoz de Economía de la Comisión Europea, al señalar que en Bruselas no se había recibido a la una de tarde informe alguno sobre posibles anomalías en ninguno de los 12 países (todos los de la UE, menos Reino Unido, Dinamarca y Suecia). Para esa hora, en Francia ya habían sido retirados 126 millones de euros ('meuros' en la jerga comunitaria) en 1,5 millones de operaciones (180 millones cuatro horas después); en Bélgica, 14 millones; en Italia, más de 70; en Portugal, 17,9 millones, y Holanda más de un millón. Los billetes de 50 y 20 euros eran los más servidos.

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Euro-euforia
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Eran algunos de los escasos datos que manejaba la Comisión en un día en el que los altos cargos del Ejecutivo comunitario estaban de vacaciones. Los ciudadanos, por el contrario, se movilizaron desde el comienzo del nuevo año, hasta el punto de que la retirada de dinero de los cajeros, ya habitualmente elevada en la Nochevieja, rompió todos los récords en la zona euro.

Cajeros a tope

En Francia, se registraron durante la noche 450.000 operaciones en cajeros; en Italia, se retiraron hasta 50 millones de euros; en Bélgica, nueve; en Austria, más de 25 antes de la diez de la mañana; en Portugal, más de cinco en 106.000 operaciones; y en Bélgica, 7,6 millones. Sólo en Berlín, hubo más 200.000 operaciones en cajeros en la primera media hora del nuevo día. Para entonces, según la Comisión, más de la mitad de los cajeros de la eurozona estaban listos para entregar la divisa europea, un porcentaje que hoy mismo se aproximará ya al 90%. Ayer, tan sólo un 5% de los millones de operaciones hechas sufrieron problemas técnicos.

La primera llegada de billetes de euro se produjo en la isla francesa de Reunión (en el Océano Índico), a las 20.00 horas GMT. Dos horas más tarde (las once de la noche en España) hacía su entrada en los primeros países continentales: Finlandia y Grecia. Una hora después, en todo el resto de la eurozona, salvo Irlanda, Portugal y las Islas Canarias, donde hizo su aparición a las 00.00 horas GMT.

'El puente simbólico' tendido con el euro ya en los bolsillos de los ciudadanos, como lo definió el presidente del BCE, Wim Duisenberg, se escenificó al más alto nivel con la llamada telefónica del presidente francés, Jacques Chirac, al canciller alemán, Gerhard Schröder, y al ex canciller Helmut Kohl. 'El euro', dijo con solemnidad, 'es también el símbolo del entendimiento entre Francia y Alemania y un logro para las generaciones futuras'. Schröder y Chirac quisieron homenajear a los padres del euro: Robert Schuman, Giscard d'Estaing, François Mitterrand, Helmut Schmidt y Helmut Kohl.

Acelerón europeo

'Esto en un golpe de acelerador para Europa', comentaba emocionado Hans Eichel, el ministro de Finanzas de Alemania, el país al que más le ha costado decir adiós al potente marco. Es lo que piensan los dirigentes más integracionistas porque el efecto tangible del euro potenciará la unión política. Por eso, Prodi -'Europa es más fuerte y mucho más importante a partir de hoy', enfatizó- se lanzó al augurar la existencia de un Gobierno económico europeo o la creación de un impuesto común.

Incluso los más lanzados, como Duisenberg, el propio Prodi, o el comisario de Asuntos Monetarios, Pedro Solbes, animaron ayer a Reino Unido, Dinamarca y Suecia a participar en la mayor revolución monetaria de la reciente historia mundial. En estos dos últimos países, la proximidad del acontecimiento ha hecho que más del 50% de sus ciudadanos se declaren a favor del euro. En Londres, el viceministro para Asuntos Europeos, Peter Hain, comentaba a la BBC que los británicos deben meditar ahora si realmente quieren seguir 'marginados' y pesar menos en la Unión.

El éxito de la jornada ha sido sólo el primer paso de la gran operación. 'La verdadera prueba de fuego', como insistió Gerassimos Thomas, será hoy, cuando los europeos acudan a las tiendas y supermercados, cerrados ayer. 'Mañana es el día crucial, pero el entusiasmo detectado lo hará todo más fácil', afirmó. A la vista de lo ocurrido ayer, lo más seguro es que los consumidores se deshagan cuanto antes de las viejas monedas y billetes. Es lo que buscan los responsables de la operación. 'Los euromonederos son para usarlos, para gastarlos, y no para guardarlos como colección', recomienda Thomas.

En la zona euro se habían vendido 150 millones de euromonederos por un valor de 1.600 millones de euros: 14 monedas por cada uno de los 305 millones de habitantes de la zona euro. Sumados los billetes, ya están distribuidos entre bancos y consumidores 144.000 millones. Si el comportamiento ciudadano continúa en la línea de lo vivido ayer, la Comisión cree que en 10 días los europeos de la zona euro tendrán en sus bolsillos sólo la nueva divisa. Nadie lo habría soñado hace sólo una década.

Un grupo de jóvenes muestra en Madrid sus primeros euros, obtenidos en un cajero automático.
Un grupo de jóvenes muestra en Madrid sus primeros euros, obtenidos en un cajero automático.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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