La excepción irlandesa
Comprar una lavadora en Dublín cuesta de media 300 libras; en euros, la cantidad se eleva a 380. En ambos casos se trata de unas 63.000 pesetas (una libra equivale a 211 pesetas), pero a partir de mañana todo será en apariencia más caro para los irlandeses. La libra irlandesa es la única divisa, entre las 12 que desaparecen, cuyo valor es superior a la nueva moneda europea (una libra equivale a 1,27 euros).
Las organizaciones de consumidores han alertado sobre la posibilidad de que se aproveche este espejismo para disparar los precios o que se produzca una reducción del consumo.
Los comerciantes confían en que el doble etiquetaje tranquilice. 'No dudo de que algunas personas mayores sentirán que pagan más por lo mismo, pero creo que será algo que sólo durará unos días', explicaba Joe Holmes, portavoz de la Federación Nacional de Pequeños Comercios, a la agencia Bloomberg.
El Gobierno anima a los establecimientos a que marquen los precios en libras y euros hasta al menos el 9 de marzo y les advierte de que no encarezcan sus productos.
Irlanda, como el resto de países de la zona euro, ha iniciado una campaña informativa sobre el cambio de moneda. Las autoridades han enviado un manual a 2,1 millones de hogares en el que se pone un curioso ejemplo: 'Veinte grados Celsius se convierten en 68 grados Fahrenheit, por lo que esta última temperatura parece más alta, pero en realidad es la misma'. Con el euro y la libra, dicen, pasa igual. Los precios parecen más caros, pero no lo son.
El cambio también tendrá implicaciones para la Iglesia católica irlandesa, que teme que los feligreses introduzcan en el cepillo un euro (unas 166 pesetas) en lugar de una libra (211 pesetas). Para evitarlo, las autoridades eclesiáticas han ordenado a los sacerdotes que animen a sus fieles a que a no reduzcan sus donativos. Mejor dos euros que uno, aconsejan.
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