El eurometro

Con relación a la subida de tarifas, lo que hay, en el fondo, es un enfrentamiento entre dos formas antagónicas de ver cómo debe ser gestionado el Metro.

Por una parte están los usuarios y los empleados, que consideran que la calidad del servicio tiene que ver con el beneficio social, no con el económico, y que, por lo tanto, los posibles déficit económicos deben ser sufragados con dinero público, con la única limitación de evitar el despilfarro y la corrupción. El transporte público beneficia a todos, de una u otra forma, y todos deben aportar una parte, aunque es evidente que los usuarios, además de su aportación general, pagan un billete individual (del mismo modo que los empleados, a los que les es descontada en nómina una parte del importe del billete). Aquí los únicos que no pagan billete legalmente son los guardias civiles y los policías nacionales (incluso fuera de servicio), no sabemos por qué extraño privilegio, como si viviéramos en una dictadura bananera.

Por otra parte está la dirección de Metro, que considera que hay que ahorrar costes (en empleados, sobre todo) y aumentar ingresos (con subida de tarifas), en detrimento de la calidad del servicio, como si de una empresa privada se tratara.

Pero el desprecio de la dirección de Metro hacia usuarios y empleados no acaba aquí, sino que con relación al euro dictamina:

- Que no se podrán efectuar pagos mixtos: esto significa que si usted quiere adquirir un cupón de la zona A y tiene 3.000 pesetas y 20 euros, aunque juntos resulte una cantidad superior al precio del cupón, no podrá comprarlo y tendrá que ir a cambiar.

- En los vestíbulos donde no haya empleados, una de las máquinas sólo aceptará euros y la otra pesetas: esto significa que si una máquina se estropea (por ejemplo, la de euros) y usted sólo tiene euros, tendrá que ir a otro vestíbulo a comprar el billete.

- Si quiere adquirir un billete de metrobús y tiene un billete de 1.000 pesetas y 30 pesetas sueltas, no podrá dar 1.030 pesetas y que le devuelvan 200, sólo podrá dar las 1.000.

- Si en la taquilla se quedan sin euros, tendrá usted que pagar el precio exacto o adquirir el billete en las máquinas, si funcionan.

- El personal no ha sido formado adecuadamente, ya que el programa de las máquinas de venta de las taquillas no está terminado, lo que provocará que se haga a última hora y provocará averías, que irán en perjuicio de usuarios y empleados.

Si a pesar de todo esto siguen teniendo dudas, pregúntenles a los usuarios de Campo de las Naciones y de Barajas, que sólo tendrán autobuses gracias a la presión de los empresarios de Ifema.

Menos mal que todo lo hacen por nuestra comodidad: 'Más servicio, mejor Navidad'.