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Sanz fracasa en su último intento de convencer al PSN de que apoye los presupuestos de Navarra

Los socialistas recalcan que no van a apoyar las cuentas si no hay un profundo giro social

Salvo sorpresas de última hora, el Gobierno navarro que preside el regionalista Miguel Sanz prorrogará las cuentas de la comunidad foral para el próximo año. El último intento realizado ayer por el propio presidente navarro a través de una llamada de teléfono realizada al secretario general de los socialistas navarros, Juan José Lizarbe, para intentar arrancar un acuerdo in extremis, fue en vano. El líder del PSN volvió a reiterar que la única manera de variar su posición es que UPN y CDC acepten un giro social profundo en las cuentas remitidas por el Gobierno.

Al Gobierno de Navarra le queda una última oportunidad para intentar salvar el proyecto de presupuestos para 2002 que negoció el pasado otoño con su escisión natural, la CDN de Juan Cruz Alli. La oposición al completo, incluyendo los decisivos votos del PSN-PSOE, mantiene su firme decisión de rechazar el documento, de 2.491 millones de euros, en la sesión plenaria que se inicia hoy. La breve conversación mantenida ayer por Sanz, que telefoneó a Lizarbe no sirvió para acercar posturas.

Lejos de facilitar el acercamiento, el debate parlamentario de las enmiendas al articulado ha acentuado hasta el límite los reproches mutuos entre socialistas y regionalistas y la prórroga de la cuentas de 2001 se atisba como la opción más factible si UPN y CDN no aceptan el significativo 'giro social' que el PSN-PSOE ha reclamado en vano a lo largo de los últimos meses. Un aumento cifrado en 19.000 millones de pesetas de incremento de gasto social y de inversión pública de los que el bloque conservador apenas ha aceptado 1.700 millones. 'Una migaja insuficiente', según fuentes del PSN.

Jorge Mori, secretario de Organización del PSN, desveló que durante la conversación de ayer Lizarbe se mostró dispuesto a rebajar de 19.000 a 15.000 millones de pesetas la exigencia del giro presupuestario para un acuerdo, pero achacó a UPN una fuerte intransigencia y falta de voluntad para elevar sus propuestas. Mori recordó, de paso, que en última instancia el Gobierno de Sanz puede elaborar un nuevo presupuesto y buscar apoyos para su aprobación durante el próximo mes de febrero.

Mayoría minoritaria

El horizonte de estabilidad presupuestaria de Navarra, con el que se ha desarrollado la primera mitad de la legislatura, comenzó a resquebrajarse la pasada primavera. UPN intentó eludir su situación de mayoría minoritaria (22 escaños sobre un total de 50) exigiendo a los socialistas no sólo el respeto a los acuerdos presupuestarios, sino que dejaran de hacer oposición en la Cámara.

Al no doblegar la voluntad del partido que encabeza Juan José Lizarbe, Sanz decidió cambiar de interlocutor político y parlamentario y pactó las cuentas para el 2002 con Convergencia de Demócratas de Navarra (CDN). No obstante, la estrategia era arriesgada porque ambos partidos suman sólo 25 votos, exactamente la mitad del Legislativo, y para conseguir la aprobación de los presupuestos necesitan un voto más que no han sido capaces de conseguir.

Los socialistas no ocultaron el malestar por su marginación como interlocutores prioritarios de Sanz, aunque ello les facilita el distanciamiento respecto del Ejecutivo derechista ante los comicios forales de 2003. Cuando llegó el momento de negociar con el Ejecutivo regionalista, el PSN presentó un duro memorándum de medidas políticas y presupuestarias cuya esencia UPN se negó a aceptar. Tras varios escarceos, el PSN comprobó que el pacto con el partido de Alli estaba cerrado y que el Gobierno de Navarra sólo quería una adhesión externa a su proyecto, un documento con previsión de déficit cero considerado 'muy regresivo' por toda la izquierda parlamentaria y los grupos nacionalistas. Debido a la peculiar correlación de fuerzas, las cinco enmiendas a la totalidad presentadas por PSN, Izquierda Unida, Batasuna, EA-PNV y Batzarre no prosperaron, pero esa misma igualdad matemática a 25 votos provocó en el posterior debate en comisión la desaparición de todo el articulado de la ley de acompañamiento presupuestario, que quedó vacío de contenido.

Atraer a IU

A UPN no le han servido de nada sus últimas estrategias parlamentarias para salvar los muebles presupuestarios. Intentó, en vano, obtener el favor de Izquierda Unida a través de la aceptación de varias de sus enmiendas, aceptó elevar el umbral del gasto público previsto en las cuentas y ha anunciado que presentará una batería final de enmiendas por valor de 7.000 millones de pesetas en capítulos como vivienda, salud, salario social o financiación de entes locales.

La respuesta de la oposición se dio en forma de una inusual conferencia de prensa conjunta de PSN, Izquierda Unida, Eusko Alkartasuna y PNV, en la que reiteraron su total oposición al presupuesto, un rechazo que se sumará al ya anunciado por Batasuna y Batzarre y que puede forzar a UPN a prorrogar las cuentas del 2001, que pactó con los socialistas navarros.

Batasuna, la bisagra

En las últimas horas, la condición de Batasuna como bisagra parlamentaria en Navarra ha generado un rotundo cruce de acusaciones entre el PSN y el Ejecutivo foral, que ha intentado personalizar en el secretario general socialista, Juan José Lizarbe, la responsabilidad de la más que previsible prórroga presupuestaria. El presidente de Navarra, Miguel Sanz, considera que el PSN se adentra 'en un oscuro callejón que le conducirá al más absoluto fracaso político' al sumar sus votos a los de Batasuna para rechazar el proyecto de presupuestos. Lizarbe no se ha callado y ha calificado de 'argumentos miserables y ridículos' los aducidos por Sanz. Lizarbe ha recordado que cuando Alli era presidente de Navarra y Sanz su vicepresidente 'ambos negociaron los cambios en la autovía del norte bajo las amenazas terroristas de ETA por lo que no es digno', estima Lizarbe, 'que ellos dos hablen de nada relacionado con Batasuna'. También Juan Cruz Alli ha terciado en la polémica afirmando que los socialistas no son ninguna alternativa de gobierno dado que 'serán un bloque de oposición en manos de un partido político: Batasuna'. Los socialistas navarros han refrendado mayoritariamente la línea de Lizarbe, que advierte al Ejecutivo de UPN de que 'está jugando con fuego' y que los socialistas respetan escrupulosamente el contenido del acuerdo antiterrorista firmado con UPN. 'Descalificaciones tan ridículas pueden ser la gota que colme el vaso en lo que a consensos se refiere', asegura Juan José Lizarbe.

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