La libertad como regalo de Reyes

Estas Navidades son las 'más bonitas' de la vida de Isabel Gómez Castro, una mujer de A Coruña que hace tres años se marchó a Lanzarote con cinco de sus seis hijos para olvidar su pasado y pasar página. Pero su pasado la persiguió: a finales de noviembre ingresó en la cárcel canaria de Tahíche para cumplir una pena de tres años por un delito cometido en 1994 en Galicia, cuando la policía halló en su coche 20 gramos de cocaína. Ya está en tercer grado y ha podido pasar las Navidades con sus hijos, cuya custodia había sido adjudicada por el juez a Eva, la hija mayor de Isabel. 'Por todo eso son las Navidades más bonitas de mi vida', insiste.

Eva, de 18 años, se hizo cargo por orden del juez de sus hermanos de 3, 10, 11 y 15 años. Eva intentó mantener la casa como si su madre no hubiera ido a prisión, pero la pequeña de la familia acusó el golpe y enmudeció. El mismo día en que Isabel cumplía 36 años, recibió la noticia de que Instituciones Penitenciarias le concedía el tercer grado. A primera hora ya estaba en su casa: 'Quería levantar a mis hijos, darles de desayunar y llevarlos al colegio'. La pequeña abrió los ojos, se colgó del cuello de su madre y gritó con su voz reaparecida: 'Mamá'.

Instituciones Penitenciarias le dio el tercer grado atendiendo al largo tiempo transcurrido desde la comisión del delito (siete años), a los informes favorables de Servicios Sociales, al cuidado que necesitaban sus hijos y a su reinserción social y laboral. Isabel tiene una vida normalizada en el barrio de Argana de Arrecife, tiene trabajos de limpieza, cocina y planchado en varias casas y acaba de conseguir un puesto en la editorial del semanario Lancelot. Isabel tiene que dormir en prisión desde las 21.15 hasta las 7.00 del día siguiente.

La isla se vuelca

Durante su ausencia, la hija mayor ha llevado el peso de la familia 'de forma muy responsable'. Instituciones de la isla y vecinos se han volcado con ellos. Asuntos Sociales se ofreció para hacer la comida o la compra. Quienes tienen hijos menores se prestaron a cuidar a la pequeña Isa. Una zapatería le regaló todo el calzado que necesitaban; la Casa de Galicia en Las Palmas quiere enviar juguetes para todos y dos empresarios de Madrid han llamado para proporcionarle ayuda económica.

Un informe del colegio donde estudian sus hijos, en el que se habla de su excelente comportamiento y rendimiento, se adjuntará a la petición de indulto que enviarán al Consejo de Ministros el Cabildo Insular de Lanzarote, los ayuntamientos de Arrecife y Yaiza, partidos políticos como PP y Coalición Canaria, particulares y empresas. Isabel Gómez también podrá mejorar sus condiciones si se consigue del juez de Vigilancia Penitenciaria una reducción de pena, al tratarse de un caso previo a la reforma del Código Penal de 1995.

Eva, la hija mayor, 'tendrá que dejar los estudios este año y ponerse a trabajar de cajera en un supermercado o dependienta' en alguna tienda de Arrecife. De las 180.000 pesetas que cobraba mensualmente Isabel, unas 80.000 cubren el alquiler de su vivienda. Ganaba otras 120.000 limpiando oficinas por la noche, pero al pernoctar en prisión ha perdido este ingreso. En Lancelot pasará de la imprenta al archivo para poder compatibilizar el trabajo con su situación penal. 'He preguntado varias veces qué posibilidades tengo de una vivienda oficial y me han dicho que, por el momento, no hay casas libres', afirma.

Tras haber pasado los primeros veinte días en prisión, sin apenas actividad y alejada de sus hijos, Isabel Gómez ha tenido tiempo para reflexionar sobre su vida. 'Cuando estás bien', dice tras horas de cavilar, 'trabajando a todas horas, la vida te pega a veces algunos golpes que no sabes si seguir luchando o dejarte vencer definitivamente'.