Tamudo, el más pícaro
Nadie como Raúl Tamudo interpreta la presión que manda Paco Flores y la entrega que se exige en un equipo como el Espanyol. El ariete no desfallece ni en los momentos en los que se supone que los delanteros están autorizados a oxigenarse.
Ocurrió hace dos años, en la final de la Copa del Rey, en Mestalla, cuando Tamudo robó la pelota de entre las manos, con la cabeza, a su amigo y ex compañero Toni, el portero del Atlético. Y ocurrió el pasado domingo, en Montjuïc, ante el Barcelona. Tamudo se fue a por Frank de Boer cuando intentaba salir con el balón controlado y provocó que el holandés tuviera que retrasárselo a su guardameta. Bonano, sin embargo, tampoco se libró del incordio de Tamudo, que prolongó la acción hasta obligarle a patear el cuero de primeras y de mala manera. Despedida frontalmente, la bola rebotó en el ariete, que se había puesto de pantalla para evitar el despeje fácil. Tamudo saltó, se giró y el balón fue rechazado por su cuerpo para irse a besar la red.
Más pillo que ningún otro punta, Tamudo consiguió que el Espanyol desequilibrara el derby con una jugada armada precisamente por el Barcelona.
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