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Pobreza y desarrollo

La pobreza en América Latina afecta ya a más del 50% de la población, es decir, de los 470 millones de habitantes de la región, 235 millones son pobres . Estas cifras, alarmantes de por si, se ven agravadas por el hecho de que a pesar del crecimiento económico experimentado por la región, el porcentage de población pobre aumentó un 10% en los últimos 20 años. Y por eso, son varias las preguntas que surgen; ¿cómo es posible que en una región tan privilegiada en recursos naturales, humanos, culturales, etc., en una región que ha experimentado un notable crecimiento en términos macroecómicos, en especial durante la década de los noventa, continúe aumentando el número de personas que viven en la miseria y la exclusión? ¿A quién ha beneficiado el crecimiento económico?

Las teorías y modelos imperantes sobre los procesos para generar desarrollo han fracasado

La respuesta más lógica sería pensar que las teorías y modelos imperantes sobre los procesos para generar desarrollo han fracasado, en especial la concepción neoliberal dominante basada en la trinidad de la desregulación-liberalización-privatización. Lo que se manifiesta en el hecho de que el crecimiento económico, por si mismo no haya producido, como se esperaba, la erradicación, ni siguiera la disminución, de la pobreza.

América Latina y el Caribe

América Latina es desgraciadamente merecedora de dos tristes records absolutos: a) La inequidad, medida conforme al coeficiente de Gini , es la más alta del planeta. Este aspecto es fundamental ya que la equidad es una variable fundamental para el desarrollo socio-económico de los pueblos; b) La criminalidad, estimada actualmente en 20 homicidios por año por cada 100 mil habitantes, es decir, 4 veces más lo que se considera una tasa moderada.

Pero es que además, a este lastre al desarrollo hay que sumarle el crecimiento en términos absolutos y relativos de la pobreza. Los pobres de los 90 fueron más pobres que los de los 80. El estrato de pobreza que más ha crecido es el de los 'pobres extremos', afectando con especial virulencia a los niños y las mujeres. Otro elemento negativo es la de-socupación que ya es del 16,2% de la población (Banco Mundial, 2000), cifra que se agrava dramáticamente si consideramos la llamada economía informal de la que depende directamente el 56% de la población latinoamericana tal y como lo señala la OIT.

Posibles causas que inciden

Bernardo Kliksberg, director del Instituto Interamericano de Desarrollo Social y asesor de la ONU y del Banco Mundial, entre otros, enumera cinco causas que influyen significativamente en la situación social .

Primer error: haber confiado que la llamada 'teoría del derrame' iba a solucionar los problemas de América Latina. Dicha teoría presuponía que el crecimiento económico por si mismo iba, a medio y largo plazo, a erradicar la pobreza y lo que había que hacer era acompañar las medidas económicas con programas sociales focalizados en los sectores más críticos para que la situación de conjunto no se desbordara. La experiencia actual demuestra claramente que este enfoque desencadena mayor pobreza y desigualdad.

Segundo error: Haber subestimado el papel de lo que hoy llamamos en términos internacionales el capital humano (calidad de recursos humanos, salud, educación, ocio, desarrollo de capacidades humanas) y el capital social (institucionalidad, organización comunitaria, confianza social, creación de redes sociales, capacidad para concertar normas y valores compartidos) frente a la generación de capital construído y capital natural, cuando según un estudio realizado por el Banco Mundial, se dice que el crecimiento económico está actualmente determinado en un 64% por esos dos primeros tipos de capital.

Tercer error: el aumento de la inequidad y las desigualdades. Por lo que se llama a los Estados a buscar sistemas para una mejor redistribución de la riqueza. Sistemas y políticas que faciliten el acceso a la educación, a la formación laboral y a los créditos a las capas más pobres de la población

Cuarto error: el rol del Estado. Si antes se pretendió sustituir al estado paternalista, omnipotente que no funcionó, ahora la solución propuesta ha demostrado ser aún más nefasta. Se pensó erroneamente que las organizaciones de la sociedad civil, las ONGs y el sector privado podrían asumir por si mismas responsabilidades en la areas de la salud, la educación, el desarrollo laboral, etc., que debían ser compartidas con el estado. Desde luego el rol de estas organizaciones se ha incrementado y ha tomado protagonismo, incluso han demostrado su mayor eficiencia, profesionalidad, implantación comunitaria y transparencia, pero también ha resultado insuficiente.

Quinto error: pensar que hay un solo camino para lograr el desarrollo creyendo que está basado en la experiencia de que los países ricos producirían los beneficios que logran en estos. Cosa dudosa ya que el que este modelo de desarrollo haya permitido en los llamados países avanzados la posibilidad de atender las necesidades materiales de la mayoría de la población, no lo ha hecho para todos sus habitantes. Como Amartia Sen afirma, 'el camino ofrecido a los países en desarrollo en los últimos años es un camino de sangre, sudor y lágrimas'.

En definitiva, el desarrollo económico debe ser acompañado por politicas creativas que generen un progreso social significativo. Las dos cosas están profundamente interrelacionadas. Tenemos que cambiar el modelo de desarrollo, creando cooperación hacia el interior de las sociedades con alianzas estratégicas entre los sectores fundamentales, y cooperación internacional con una apuesta sincera en la generación de capital humano y social. Generando modelos adaptados a cada sociedad y a su realidad socio-económica, evitando así soluciones troqueladas. Como remarca Carlos Fuentes 'algo se ha agotado en América Latina: los pretextos para justificar la pobreza'.

Coordinador de Programas de la Cruz Roja. Delegación de Santo Domingo.

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