Una herencia inesperada
Once familias se reparten los 300 olivos que legó un hacendado en Jaén
Para 11 familias desfavorecidas del municipio jiennense de Canena, el sorteo de Navidad de la Lotería Nacional se ha adelantado unos días. Se repartirán entre todas ellas 300 olivos, con un valor de mercado de 30 millones de pesetas, procedentes de una curiosa herencia: la que dejó un matrimonio de hacendados sin hijos. El testamento dejó claro que la mayor parte de la fortuna de Josefa Moreno y su marido -de casi 3.000 olivos- iría destinada a sus sobrinos, pero reservaba tres fincas menores a las familias pobres del pueblo.
La herencia quedó libre el pasado mes de junio, cuando falleció el segundo de los miembros del matrimonio, en este caso el marido, Antonio Bautista. Llegado ese momento, y a la vista de tantas lagunas como dejaba la declaración, se apeló al espíritu del artículo 749 del Código Civil. De esta forma, el alcalde, el cura y el juez de paz del pueblo constituyeron una singular comisión gestora que ha sido la encargada de hacer cumplir la última voluntad de Josefa y Antonio.
Una comisión, tras tres semanas de deliberaciones, eligió entre los más pobres a los beneficiados
Habida cuenta de la gran responsabilidad que se les venía encima, máxime cuando hasta el mismo alcalde admitió que en esta población no hay personas con pobreza severa, los componentes de la comisión abrieron un plazo para que se inscribieran todas aquellas personas que se consideraran merecedoras de tal premio. A ese llamamiento acudieron 39 vecinos de Canena -el requisito era estar empadronados en el pueblo-, y el veredicto definitivo, tras tres semanas de deliberaciones secretas, se conoció ayer en medio de la alegría de unos y el desencanto de otros.
Catalina Rascón, separada y con dos hijos, es una de las afortunadas. Le han correspondido 24 olivos, que unirá a otros cuantos que heredó de sus padres. 'Me viene muy bien, pues mi paga es de 64.000 pesetas al mes por media jornada haciendo la limpieza para el Ayuntamiento', aseguraba. Un vecino suyo, Juan Sánchez Guillén, casado y con tres hijos, tuvo la misma suerte. 'La lotería ha venido por adelantado', decía este heredero, que trabaja como vigilante nocturno en una empresa textil del municipio.
El alcalde, Ángel García, explicó al hacer público el fallo de la comisión que, atendiendo a las normas urbanísticas del municipio, las tres fincas se habían dividido en parcelas de un máximo de 2.500 metros cuadrados, con lo que se obtuvieron 11 lotes de entre 20 y 30 olivos cada uno. Tras excluir a cinco aspirantes por no residir en el pueblo, los 11 elegidos entraron en un sorteo para conocer cuál era su parcela. Muchos de los agraciados son mujeres separadas con hijos a su cargo, y también se incluye a un ciudadano marroquí instalado en el pueblo desde hace años.
En Canena nadie quedó indiferente al reparto de la herencia. Juan Godoy, propietario del bar ubicado en la barriada donde viven gran parte de los afortunados, no la ve mal en líneas generales, pero echa de menos a otro aspirante, trabajador eventual de la construcción y con cuatro hijos a su cargo. Más crítico aún se muestra otro vecino, Antonio Redondo: 'En el pueblo hay gente más necesitada', decía este vecino, que cuestionaba que se hubiera primado antes a un marroquí que a otras familias del pueblo. 'Si eso es ser racista, pues yo lo seré', admitía.
Ahora, la preocupación de los afortunados es que sus pequeñas fincas de olivar no se vean afectadas por el trazado de la futura autovía Linares-Albacete, como temen algunos en este pueblo eminentemente olivarero que produce más de 18 millones de kilos de aceitunas. Mientras tanto, se aprestan a disfrutar este regalo navideño que ha venido por adelantado. En Canena son muchos los que valoran el gesto solidario de Josefa y Antonio, aunque de este último no se guardan buenos recuerdos. 'Quizá quiso comprar una entrada al cielo por lo malo que era', asegura Juan Francisco Moreno, sobrino de Josefa, que refrenda sus palabras recordando que al entierro de Antonio apenas fueron unos vecinos.
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