El fantasma del aislamiento
El fantasma del aislamiento, que ya hizo su aparición durante la turbulenta campaña electoral de la primavera, vuelve a planear sobre Italia. La oposición frontal del primer ministro, Silvio Berlusconi, a la euroorden ha colocado al país nuevamente frente a la realidad de una 'singularidad' embarazosa que empieza a hacer estragos en el propio Ejecutivo. Mientras el ministro de Justicia, Roberto Castelli, de la Liga Norte, defendía ayer lo justo de la negativa italiana a aceptar la orden de captura europea porque 'incluye los delitos de racismo y xenofobia', el titular de Exteriores, Renato Ruggiero, batalla, casi en solitario, por llegar a un acuerdo. 'Ya nos hemos aislado en el tema de defensa, no podemos hacerlo otra vez en el de justicia', declaró ayer.
En el mismo frente se encuentra el presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, que ha urgido a Berlusconi para que encuentre cuanto antes una solución. La oposición de centroizquierda ha pedido que el tema se debata en el Parlamento. El que fuera siete veces primer ministro de Italia, Giulio Andreotti, absuelto en primera instancia en dos graves procesos, por colaboración mafiosa y por inducción al asesinato, apoyó ayer la decisión de Italia de bloquear la euroorden.
'No voy a decir que sí sólo porque los demás quieren que lo diga', ha explicado Berlusconi a sus colaboradores como toda justificación. Il Cavaliere insiste en que intenta únicamente 'defender los intereses de Italia', pero no parece casual que en el comité restringido que estudia desde el viernes una salida a esta nueva crisis, figure su ex abogado, Cesare Previti, bajo proceso en estos momentos, acusado de haber corrompido a varios jueces romanos. A nadie se le escapa tampoco que el responsable de Justicia, que interpreta el papel de duro en estos momentos, pertenezca a la Liga Norte, cuyo líder, Umberto Bossi, ha sido criticado por sus declaraciones de carácter xenófobo por diversos políticos europeos en más de una ocasión.
Ayer, en unas declaraciones al diario del partido, La Padania, el ministro se abandonaba a curiosas reflexiones sobre los riesgos que se esconden detrás de la euroorden. 'Entre los 32 delitos propuestos', dice Castelli, 'figuran los de racismo y xenofobia, ¿quién decide, en el plano europeo, quién es racista y quién no? ¿Quién se lo garantiza a los ciudadanos que, por ejemplo, salgan a la calle a manifestarse, mañana?'. Castelli llega al extremo de asegurar que 'Italia les ha sacado las castañas del fuego a muchos otros países', que tampoco querían el mandato de captura europeo.
'Italia se arriesga a la vergüenza total', ha declarado el ex primer ministro del Olivo, Massimo D'Alema, que justifica el bloqueo italiano en el miedo de Berlusconi 'a algún juez europeo'. 'Estamos dando la impresión de que haya alguien en Italia con esqueletos en el armario, que se refieren a actividades en el extranjero', declaró también el fiscal jefe de Milán, Francesco Saverio Borrelli.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.