Tesoros de la naturaleza en las vitrinas
Exponatura regresa al hotel Convención con ejemplares extraordinarios de gemas, ámbares, fósiles e insectos
Los grandes pensadores han alardeado siempre de que los humanos, con todas nuestras limitaciones, son los únicos seres capaces de observar, nombrar e interpretar el funcionamiento del universo. A pesar de la grandiosidad de tal aserto, su enunciado cabe confirmarlo entre hoy, sábado, y mañana, domingo, en un hotel madrileño de la calle de O'Donnell. En una de las iluminadas salas de su sótano, entre las once de la mañana y las nueve de la noche, una cincuentena de entusiastas de la naturaleza y del coleccionismo con ella relacionados -por cierto, muchos de ellos llegados de Cataluña- se reúne estos días para ejercer aquella potestad de mirar, definir y explicar, a quien les requiere, el despliegue de la materia.
Una materia inorgánica del tamaño casi microscópico, 0,7 milímetros, de una esmeralda colombiana adquirible al precio de 200 pesetas, o bien materia que fue orgánica como el cráneo intacto de un encolmillado oso siberiano, Ursus spelaeus, hallado en una caverna de los montes Urales. Allí ha permanecido 35.000 años. Cuesta medio millón. 'Y, a diferencia de mí, sin una sola caries', bromea Miquel Tornabells, de Girona, que acude a la feria madrileña Exponatura provisto de una dote de vivo coral rojo procedente de su mar Mediterráneo.
'Éstas son mis joyas', dice con orgullo este malacólogo, que así se llaman los especialistas en conchas y animales de caparazón. Sus dedos señalan dos piezas que destellan con el brillo de la porcelana pero signadas por la calidez de una pátina beis suave levemente punteada con trazos de tonos marrones. 'Son dos ejemplares de cyprea, valetia y leucodon, respectivamente, cuyo lustre procede de que se alimentan sacando el estómago fuera de su concha y situándolo encima de ella', comenta ensimismado, sin que el lego que le escucha pueda hacerse una idea de por qué razón ello determina su brillo. No pestañea al cantar su precio: '225.000 pesetas'.
El paseo del visitante por Exponatura, entre los ojos sorprendidos de los niños y la distracción fascinada de los mayores, se ve dictado por el deslumbrante juego de colores y de formas que de los muestrarios surge. Aquí, en el centro de una gran mesa, se yergue una geoda de casi medio metro, una pieza cóncava de cristales de amatista, con una decena de tonalidades de malva y granate. 'Se diferencia de las drusas', explica otro expositor, porque éstas son meras superficies de cristales, sin la oquedad de aquéllas.
Un poco más adelante, otro prodigio de la naturaleza. Se trata de un xilopalo. 'Sí, es el fósil del tronco de un árbol', comenta el geólogo Pablo Muñoz Pajares, presidente de la Asociación de Profesionales Naturistas (APN), la entidad anfitriona de la exposición, que agrupa a 60 especialistas de toda España, un tercio de ellos de Madrid. Muñoz Pajares se dedica a la formación de profesores de Ciencias Naturales, y explica que el fósil de madera cristalizada por su antigüedad y cortado en láminas de cierto espesor muestra unas vetas que dan cabida a un caprichoso arco cromático exhibido por él con orgullo.
Muñoz Pajares y el también geólogo José Manuel Ximénez de Embún derrochan entusiasmo al explicar algunos enigmas de la materia. 'En esta edición, que montamos en Madrid desde 1980, cuando empezamos en el hotel Meliá Castilla, hemos traído ejemplares de diferentes tamaños de ammonites, unos fósiles en forma de caracolas que pueden tener hasta 70 millones de años', cuentan. 'En un momento determinado', señala Ximénez, 'presumiblemente por su envergadura, que evolucionó desde un diámetro de un centímetro hasta el de un metro, estos caracoles desaparecieron de la faz de la Tierra'. Ahora se pueden adquirir en Exponatura por cifras de dos y tres ceros. 'También tenemos huevos de hadrosaurio, un herbívoro que llegó a alcanzar hasta 15 metros. Proceden de la provincia china de Henan y pueden costar aquí a partir de 20.000 pesetas'.
¿Es compatible el comercio de este tipo de objetos con el respeto por la naturaleza? 'Sí, desde luego; actuamos con toda delicadeza, con criterios conservacionistas, y únicamente se vende aquello que puede ser vendido', explica Muñoz Pajares. ¿Algunos ecologistas se llevarían -o no- las manos a la cabeza? 'Los ecologistas, no; los ecologetas, sí', ironiza.
Desde otro mostrador, una pulsera de ámbar, resina fosilizada hace un millón de años, procedente de la bahía de Gdansk, en Polonia, invita a acariciarla desde sus vetas de color melaza. Muy cerca, en el puesto contiguo, una gema de corte octogonal señala su nobleza: pesa 33,1 kilates, la medida de peso de las piedras preciosas. Es un aguamarina procedente de las mejores minas colombianas. Su precio: 3.300.000 pesetas.
Pero esta feria está pensada para las economías domésticas, según aseguran sus organizadores. Corrobora sus palabras Inmaculada, una niña de diez años que acaba de comprarse una pulsera de relucientes piedras duras por 2.000 pesetas. También con sus ahorros y la ayuda de su atento padre, acaba de adquirir un huevecito de ónix con delicadas vetas de color. 'Me ha costado 800 pesetas y lo voy a poner en mi cuarto', dice con los ojos muy abiertos y una sonrisa de satisfacción.
Exponatura. Hotel Convención. O'Donnell, 53. Metro O'Donnell. Hoy y mañana. Horario: de 11.00 a 21.00. Entrada: 200 pesetas.
Exponatura. Hotel Convención. O'Donnell, 53. Metro O'Donnell. Hoy y mañana. Horario: de 11.00 a 21.00. Entrada: 200 pesetas.
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