'Hago cine por necesidad'
Achero Mañas no se podía creer que había ganado el Premio Fassbinder al Descubrimiento por su película El Bola, una historia sobre los malos tratos a los niños que fue reconocida en la XIV Edición de los Premios de Cine Europeo, celebrada en Berlín la noche del pasado sábado. El director y guionista, de 35 años, decidió voluntariamente dejar su carrera de actor para dedicarse plenamente a la escritura y realización. Coincidió con el nacimiento de su hija Laura hace ocho años. Mañas prepara en la actualidad su segunda película, Noviembre, una historia sobre un grupo independiente de teatro que transcurre en dos tiempos diferentes, 1999 y 2040.
Pregunta. ¿Por qué se mostraba pesimista ante la posibilidad de ganar un premio en Berlín?
Respuesta. Siempre lo he sido. Es autodefensa. Así, si no me lo dan me quedo más tranquilo.
P. ¿Qué cree que ha visto Europa en El Bola?
R. No tengo ni idea. Quizá porque hablo de sentimientos, de cosas que pueden llegar a mucha gente.
P. ¿Cree que su película entronca con la filosofía cinematográfica europea?
R. No lo sé. Pero lo que es verdad es que en Europa se cuentan historias y el cine está más abierto a los argumentos con contenido.
P. ¿Qué cree que va a suponer este reconocimiento para un director novel?
R. Desconozco la repercusión de estos premios, pero supongo que a mí, y sobre todo al productor, nos dará más posibilidades de financiación, de hacer coproducciones y también para la distribución de El Bola en Europa. De momento, el filme ha llegado a Gran Bretaña e Italia y pronto se estrenará en Francia.
P. ¿Es un espaldarazo a su carrera como director?
R. No. Yo, como director, lo que tengo que hacer es una buena película. Estoy preparando Noviembre. Y el premio no cambiará nada porque yo voy a seguir haciendo lo que tenía previsto.P. ¿Cómo celebró el premio la noche del sábado?
R. Con una amiga.
P. ¿Qué quiere plasmar en su cine?
R. Hago cine por necesidad. Necesito escribir y contar historias, que es lo que hago desde los 12 años. El cine es el camino que he encontrado para plasmar mi escritura. Además, no sé hacer otra cosa, de momento.
P. Dedicó la película El Bola a su hija Laura y el sábado el premio se lo volvió a dedicar a ella. ¿En qué le ha cambiado su paternidad?
R. Cambió mi vida cuando vi nacer a mi hija. Fue entonces cuando decidí empezar a hacer lo que quería, dejar mi carrera de actor y dedicarme a lo que me apetece. Vi a la niña y me dije: 'Se acabó'. Entonces empecé a escribir y a pensar en dirigir.
P. ¿Cree que con este premio ha cerrado ya el ciclo de El Bola?
R. Yo cerré El Bola en el momento en que la terminé, aunque me han ido pasando cosas que me han afectado. Desde hace ya tiempo estoy en otra película.
P. ¿Qué condiciones considera imprescindibles para implicarse en un proyecto?
R. Que la historia me guste, que me apetezca hacerla. Profesionalmente exijo disponer de los metros suficientes de película, tiempo para ensayar y rodar, el corte negativo y libertad absoluta en la elección de los actores.
P. Formado y criado en el teatro, ¿su película Noviembre será un homenaje a la escena?
R. No. El marco teatral es una excusa para contar cosas que no quiero adelantar. La película girará sobre el poder de la cultura, que se ha convertido en una especie de arma de fogueo y que creo que debería ser un arma real. Por lo menos eso es lo que dice el protagonista de Noviembre.
P. Wim Wenders habló en la entrega de los premios de la responsabilidad de los cineastas con el mundo que vivimos. ¿Cree que el cine se tiene que implicar en este compromiso?
R. Wenders habló del cine porque él es un hombre de cine, pero pienso que todos tendríamos que tener un compromiso en cada una de las cosas que hacemos. El cine y el arte deberían ser un espejo de la sociedad, porque una sociedad sin autocrítica no avanza, se muere.
P. ¿Cree que este tipo de eventos pueden ayudar al cine europeo?
R. Sin duda. Así lo han demostrado en España los Premios Goya. En mi caso, si no me hubieran dado el Goya a la mejor película, a mi siguiente filme no iría ni la mitad de gente que, seguramente, ahora sí irá. Es importante crear un nombre, que haya expectativas, porque eso se traduce en más espectadores e industria. Europa debería hacer lo mismo. El problema que tenemos es que las películas premiadas no se distribuyen fuera de sus respectivos países, no se conocen los directores y actores europeos, y ésa es la vía que tenemos que seguir para que podamos empezar a competir con el cine americano.
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