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Columna
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Delitos

Una de las características que empiezan a definir a algunos políticos es la de su capacidad para cambiar los debates, utilizando cualquier tipo de recursos. Se ha visto esta semana. Ocurrió durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. Cuatro diputadas socialistas pretendieron que el ministro Rato explicara si mantiene alguna actividad privada incompatible con su condición pública. Lo que consiguieron fue que les hablara de su condición de mujer (de las diputadas, se entiende), atribuyendo a la cuota femenina el papel que estaban desempeñando. La bronca que siguió es lo que ha quedado de esta sesión de control. El ministro logró lo que quería. Dispersar el debate. Que se hablara de su machismo. Atrás quedaron sus negocios -si los tiene-, los préstamos de su familia y el posible incumplimiento de la Ley de Incompatibilidades. Estos temas dejaron de ser importantes.

Una cosa así parece que está sucediendo en el complejo asunto de las cajas. Ahora, de pronto, se descubre que, desde hace meses, el presidente de la Caja San Fernando puede estar siendo seguido. Sus servicios de escolta graban un vídeo a uno que se proclama detective y que investiga por orden del PSOE. No es serio que las manifestaciones de este Colombo, posiblemente sin licencia de detective y que -dice- investiga a cambio de un trabajillo fijo en la forestal, se consideren creíbles y hagan olvidar lo que viene siendo objeto de atención.

El conocimiento de lo que está sucediendo con motivo del proceso de fusión de las cajas, la venta apresurada de los terrenos de Tablada -calificada por muchos como especulativa- y las maniobras en las elecciones a las presidencias de las entidades siguen interesando.

De mirar para otro lado, puede suceder como en el Congreso, que la bronca esté asegurada y nada más. Sin embargo, una realidad en la que se mezcla y vale todo, incluso la imputación de delitos, exige algo más. Exige la intervención de oficio del Ministerio Fiscal. Una actuación que permitiría investigar y conocer, desde la objetividad y sin subordinación a intereses económicos o políticos, todo lo que está ocurriendo alrededor del dinero, incluido el espionaje denunciado.

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