Los peritos no hallan pruebas de que el suegro de Vera utilizase fondos reservados

Los inspectores de Hacienda Fernando Vizcaíno Muñoz y José Luis Cava Romero explicaron ayer ante el tribunal que juzga el caso de los fondos reservados de Interior que su investigación no ha podido determinar el origen de los 68,5 millones de pesetas que el industrial Enrique Esquiva, suegro de Rafael Vera, invirtió en la finca albaceteña El Relumbrar entre 1991 y 1993.

Los inspectores dijeron que no han podido probar que la finca procediera del negocio de ferretería del suegro de Vera, Enrique Esquiva, aunque tampoco han podido probar lo contrario. 'No le puedo decir de dónde procede el dinero porque yo no lo sé', agregó el inspector José Luis Cava, quien hizo hincapié en que 'no se ha probado que venga de la actividad de ferretería de Esquiva, ni tampoco lo contrario'.

En definitiva, los peritos no pudieron acreditar que el dinero invertido en la finca proceda de los fondos reservados del ministerio del Interior, como sostiene el fiscal Alejandro Luzón, que atribuye a Vera su adquisición.

A lo largo de su intervención, los peritos también pusieron de manifiesto que Esquiva facilitaba al fisco unos márgenes de negocio relativos a su negocio de ferretería muy inferiores a los reales y para justificar estas cifras engrosaba artificialmente el epígrafe de gastos. Para los inspectores, sin embargo, estos gastos 'ficticios' no bastan para justificar 'del todo' los ingresos en efectivo en la caja de 'El Relumbrar'.

Sin embargo, el perito de la defensa Francisco Placer, -quien fue abogado de Esquiva- , dijo que el suegro de Vera hacía las declaraciones de Hacienda 'prácticamente a voleo', lo que le costó 'por las actuaciones de la Inspección, la friolera de 100 millones de pesetas', es decir, mucho más de lo invertido en la finca. Placer dijo que Esquiva sacó el dinero de una caja de seguridad y que era 'poco proclive' a pagar a Hacienda.