Guerra de precios en el mercado petrolero
Rusia da la espalda al plan de la OPEP de recortar la producción a escala mundial para impulsar la cotización del crudo
Rusia ha abierto una guerra de precios que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) está perdiendo. La semana pasada, la OPEP logró que México y Noruega, dos grandes exportadores ajenos al cartel, aceptaran colaborar con un recorte generalizado de la producción para impulsar los precios. Rusia se sumó con una reducción simbólica que hundió más los precios.
El presidente ruso, Vladímir Putin, le hizo un tremendo regate a la OPEP el viernes pasado. El cartel esperaba ansioso que Rusia, el mayor productor de crudo de fuera de la organización, recortara unos 200.000 barriles diarios su producción. Moscú, sin embargo, decidió dejar de producir sólo 50.000 barriles a pesar de las presiones de las propias petroleras rusas para que el Gobierno secundara el recorte generalizado de los grandes exportadores.
El recorte es simbólico si se tiene en cuenta que Rusia está produciendo casi siete millones de barriles diarios y tal portazo por parte de Putin a la OPEP no hizo más que hundir los precios del crudo, ya en los niveles más bajos de los últimos dos años. Cuando el mercado conoció el viernes la decisión rusa, la cotización del crudo cayó casi un dólar, hasta los 19, y regresó al nivel de principios de semana, cuando aún ni Noruega ni México se habían decidido a secundar el recorte, como lo anunciaron después.
La respuesta rusa al llamamiento de la OPEP para que los grandes exportadores independientes respalden un recorte global de la producción complica mucho las cosas para el cartel. Cuando la OPEP decidió el pasado 14 de noviembre recortar 1,5 millones de barriles su producción a partir del 1 de enero, lo hizo con la condición de que se sumaran los países independientes con una reducción, en conjunto, de medio millón de barriles. Hasta ahora, la OPEP sólo ha conseguido 275.000 de Omán, México, Noruega y Rusia. Los 100.000 de Noruega están sujetos, a su vez, a la condición de que Rusia recorte al menos 200.000 barriles.
Así que todo está en el aire. El plan de la OPEP hace agua y la irritación en la secretaría general de la organización en Viena es más que manifiesta. Si Rusia no accede a ampliar su recorte para finales de diciembre el plan se va al traste. El Gobierno de Moscú se ha dado plazo hasta el 10 de diciembre para decidir qué hacer, si aumentar el recorte o dejarlo como está. Putin tranquilizó el viernes a los directivos de las petroleras rusas asegurándoles que 'la situación mejorará a corto plazo'.
Irritación de la OPEP
La actitud del Gobierno ruso desesperó al secretario general de la OPEP, el venezolano Alí Rodríguez. 'Con las constantes revisiones a la baja del ritmo de crecimiento de la economía mundial es imperativo que todos los grandes productores de petróleo actúen para prevenir ahora lo que será una catástrofe para el mercado petrolero más adelante', dijo Rodríguez el viernes pasado.
'Para muchos ministros de los 11 países miembros de la OPEP, la decisión de Rusia ha sido una tomadura de pelo', según fuentes de la organización. Rusia ha irritado a la OPEP, a México y a Noruega. Los precios bajos del crudo también perjudican las finanzas de Moscú, que tiene que pagar suculentos intereses de deuda externa con el dinero que recibe por las exportaciones petroleras. ¿Por qué Moscú ha declarado una guerra de precios? Este tipo de juego, en una economía de mercado, ha tenido históricamente un mismo fin: desbancar a un rival de un mercado.
Para la mayoría de los expertos y para muchos miembros de la OPEP, lo que Putin están intentando es arrebatar clientes a sus rivales petroleros a cambio de soportar una reducción de sus ingresos petroleros ahora. Para Rusia no es tan fácil cerrar la espita como para los grandes productores del golfo Pérsico, puesto que una vez cerrado un yacimiento es mucho más costoso reabrirlo para los rusos que para los saudíes.
Por otra parte, menores ingresos por ventas petroleras debilitarán el rublo, la divisa rusa, lo que ayudaría a mejorar la competitivida de los otros sectores económicos del país. Los productores rusos pueden exportar a más bajo precio si la moneda se deprecia. Según un estudio privado encargado por el Gobierno de Moscú, los precios bajos del crudo es el menor de los dos males a los que se puede enfrentar el país. Si se recorta su producción, la medida reduciría en 0,5 puntos el crecimiento económico. Mientras que con bajos precios la inversión en el sector petrolero y otros se mantendría y, al menos, la economía no se estancaría.
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