Luces y sombras de la LOU
Los objetivos básicos de la Universidad, una docencia de calidad y una investigación excelente, precisan disponer de capital humano, capital físico, financiación suficiente y unas normas reguladoras flexibles y bien pensadas. La Ley vigente (LRU) había quedado obsoleta y una nueva regulación era ineludible. La Universidad es una institución importante para el desarrollo y bienestar de los pueblos pero no es fácil llegar a un consenso, ni siquiera entre profesores, estudiantes y PAS, acerca de cuales son las características que definen una buena universidad. De ahí que el proceso a través del cual se avance en la elaboración y la aprobación de la Ley resulte extremadamente importante. Es una verdadera lástima que, en el caso que nos ocupa, no se hayan cuidado suficientemente las formas y no se haya trabajado para lograr el máximo consenso.
La Ley Orgánica Universitaria (LOU), tiene, como mínimo, dos lecturas. La lectura más académica (influencia sobre los profesores, alumnos, investigación, calidad docente, órganos de gobierno) y una lectura más política (influencia sobre la autonomía universitaria, competencias de las CCAA, etc.).
Atendiendo a la primera lectura, que es a la que me voy a limitar, el proyecto de Ley tiene aspectos negativos pero también positivos. Entre estos últimos destacaría la necesidad de aprobar unos nuevos Estatutos (muchos de los vigentes están obsoletos), el cambio en la composición de los órganos de gobierno de las universidades (dando más peso a los doctores), la posibilidad de disponer de un mayor número de profesores contratados, la creación de nuevas figuras contractuales y la aceptación de la necesidad de evaluaciones externas junto con la creación de una Agencia de Evaluación y Acreditación, (lo que beneficia a los alumnos). Desde una posición académica considero que es bueno que la Ley permita tener un menor número de profesores funcionarios, una mayor separación entre las decisiones de organización y las decisiones académicas y un mayor protagonismo de los profesores doctores en los niveles de decisión. Sin embargo, no está garantizado que la LOU consiga, a través de la habilitación, la selección como profesores permanentes de los mejores candidatos. Subsiste el peligro de retornar al pasado con las ventajas, pero también los inconvenientes, que el sistema de oposiciones estatales tenía.
Entre los aspectos negativos los que más me incomodan, aunque no son los únicos, son la pretensión de homogeneización, la insuficiente flexibilidad, la incapacidad para garantizar que los Departamentos, Facultades y Universidades compitamos por ofrecer una mejor docencia, investigación y servicios y la casi nula contemplación de las necesidades que plantea la diversidad lingüística.
La LOU nos va a afectar en aspectos sustanciales. Lamento que la cuestión del 'reparto de cuotas de poder' haya sido la más invocada como justificación para la oposición a la Ley. Una lectura más académica de esta norma hubiera sido, y todavía puede ser, con el permiso del PP, mucho más enriquecedora.
Mª Carmen Gallastegui Zulaika es catedrática de la UPV-EHU.
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