El Atlético se dispara en el barro
Los rojiblancos vencen al Xerez en un campo en estado lamentable
El Atlético ganó. Ganó al Xerez porque se adaptó mejor al campo de labranza lleno de surcos en el que se disputó el encuentro, un estadio estrecho que se llama El Palmar. Los rojiblancos prohibieron al balón circular al ras del césped, lo mantuvieron levitando unos centímetros por encima del patatal, lo movieron con velocidad y vencieron al único rival que les hacía un poco de sombra en la clasificación de Segunda.
Un gol de Aguilera al poco de cumplirse el cuarto de hora del primer periodo para poder jugar a favor de corriente, una actitud defensiva impecable y la concentración del imprevisible guardameta Germán Burgos, bastaron para que el equipo madrileño abortase el anunciado intento de asalto al liderato de la categoría del equipo jerezano. En caso de triunfo el Xerez hubiese arrebatado la primera plaza al Atlético. No fue así.
XEREZ 0| ATLÉTICO 1
Xerez: Luis García; Cañizares, Dani Hedrera (Kutschera, m. 46), Antonio (Fali Montes, m. 80), Jesule, Mendoza; Borja (Pereira, m. 86), Viqueira, Moreno; Mena y Julio Pineda. Atlético: Burgos; Armando, García Calvo, Hibic, Carreras; Aguilera (Jesús Muñoz, m. 75), Nagore, Movilla, Luque (Colsa, m. 66); Dani y Correa (Fernando Torres, m. 53). Goles: 0-1. M. 18. Falta desde la izquierda que saca Correa, el portero del Xerez, Luis García, rechaza hacía su derecha, y Aguilera recoge el rebote para marcar desde cerca. Árbitro: Jávega Jiménez. Amonestó a Dani Hedrera, Cañizares, Armando, García Calvo, Aguilera y Correa. Lleno. Unos 8.000 espectadores en el estadio municipal de El Palmar de Sanlúcar de Barrameda.
Al Xerez de Schuster le gusta la pelota. Ayer trató de tocar el balón en el centro del campo, de combinar en corto, de conducir... tareas todas ellas imposibles en un campo imposible. Durante el primer tiempo apenas consiguió el conjunto andaluz superar el tercio del campo. Los intentos de controlar el partido de Borja, el encargado de fabricar el juego del Xerez, se perdían en errores continuos en el pase, en lamentables faltas de entendimiento entre los baches del campo, el balón y las piernas de los jugadores.
Eso, hasta que le llegó el balón franco a Mena tras un pase largo. Pero Burgos estaba atento, se adelantó al delantero, controló la pelota, recortó fuera del área a un rival en un palmo y lanzó el balón con suavidad a un compañero. El Mono había vuelto. El portero rojiblanco, a pesar de sus estrambóticos métodos bajo los palos, demostró que aporta tranquilidad a la defensa y solidez al marco atlético.
Apoyado en la velocidad de Luque y Aguilera y en la habilidad de Dani, el Atlético, se dedicó a esperar el seguro fallo del contrario y a lanzarse al contrataque. Con esa sencilla estrategia dispuso de bastantes ocasiones de gol. Muchas más de las que tuvo el Xerez. Pero ayer tampoco fue el día de Correa, espeso y lento, que se empeñó en bajar a buscar el balón muy atrás. En más de una ocasión su demarcación la ocupó Luque, que atento al hueco que dejaba el uruguayo arriba, se metió varias veces a la posición del delantero centro.
El segundo tiempo respetó el guión que asegura que el que va perdiendo, en este caso el Xerez, tiene que empezar a despreocuparse de su retaguardia, mirar el reloj con angustia y empujar hacia arriba. Así fue. Schuster empezó a mover piezas siempre en la misma dirección: sacar defensas y meter jugadores de medio campo hacia delante. Así, se marcharon los defensas Dani y Cañizares y entraron Fali Montes y Kutschera. El equipo andaluz embotelló al Atlético. Y el Atlético, se dejó embotellar. Nagore y Movilla, ayudados más tarde con la incorporación de Colsa, que sustituyó a Luque, controlaron perfectamente el juego del Xerez. Cuando el equipo andaluz conseguía franquear esa primera barrera de contención, se encontraba con García Calvo e Hibic, impecables.
La gran ocasión del equipo de Schuster llegó en el minuto 90. En el último minuto. Pineda, un delantero con mucha movilidad y un buen remate, recibió un centro de Mena, pero se fue cerrando hacia un lateral y su disparo se estrelló contra la red...por fuera. Salvo el ritual susto de los instantes finales, el Atlético controló el partido sin excesivos sobresaltos y ganó. Ganó porque leyó mejor las grietas del campo de El Palmar.
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