Empleados de Moulinex vuelven a incendiar instalaciones en Francia

Unas decenas de empleados de Moulinex quemaron ayer la báscula de camiones en la fábrica de Cormelles-le-Royal (Normandía), en una nueva acción destinada a obtener mayores indemnizaciones por sus despidos sobre los mínimos legales. Las protestas se mantienen tras dos meses de conflicto, aunque se observan síntomas de cansancio en la plantilla de las cuatro fábricas con las que no cuenta el grupo Seb, dispuesto a hacerse cargo de sólo 1.900 de los 5.600 trabajadores de Moulinex en Francia.

Las negociaciones entre el comité de empresa y el representante del Gobierno, Michel Bove, se desarrollan en medio de cierta confusión. Según la Asociación para la Garantía de los Salarios (AGS), que paga las indemnizaciones cuando el empresario es insolvente, la suma disponible para satisfacer las obligaciones pendientes con los empleados de Moulinex es de 300 millones de francos, lo cual da una media de casi 90.000 francos (2,2 millones de pesetas) por despedido. A ello habría que añadir la prima reclamada, que supone duplicar esa cantidad. Sin embargo, el comité de empresa asegura que sólo se les ofrece un monto global de 185 millones de francos, es decir, una media de 1,27 millones de pesetas por trabajador.

Cualquiera que sea la cifra final, la AGS sólo pagará conceptos 'bien definidos' por las leyes y los reglamentos. Este organismo, que se financia con las cotizaciones de los empresarios, dice que no puede hacerse cargo de 'acuerdos de empresas que introduzcan disposiciones más favorables', sugiriendo que los pagos complementarios han de salir de otro sitio.

El grupo privado Seb, que obtuvo la adjudicación judicial de parte de los activos industriales de Moulinex, ha rechazado aportar más dinero. Y si el Gobierno tuviera que arbitrar fondos públicos para los despedidos, se crearía un precedente difícil de cara a otras suspensiones de pagos y liquidaciones judiciales.

El rechazo de la AGS a pagar las primas reivindicadas llenó ayer de cólera a algunos sindicalistas. 'Somos los rehenes de Medef [la principal patronal francesa], que nos conduce hacia la liquidación judicial', protestaba ayer Marie-Gisèle Chevalier, delegada de la central CFDT, quien auguró que los trabajadores 'van a pasar al ataque y habrá sangre'.