Una original rareza

He aquí una auténtica curiosidad, el primer largometraje de uno de los más emblemáticos cantautores españoles, Luis Eduardo Aute: un filme en el que, a partir de la obra de siete pintores emblemáticos pertenecientes a la tradición hispana (Goya, Picasso, Velázquez, Dalí, Romero de Torres y Sorolla, con el agregado de la mexicana Frida Kahlo), se nos propone en dibujos animados (pocas veces la más popular denominación española del cine de animación ha estado más justificada que en este caso) una personal interpretación de la obra de cada uno de ellos.

No ha escatimado esfuerzos Aute en su empresa, que le ha llevado desde 1995 hasta la fecha. Un tiempo muy extenso, casi abusivo incluso para alguien que, es sabido, practica la pintura desde hace años.

Ni se ha quedado tampoco corto en ambiciones: ahí es nada pretender, con las mismas armas de los revisitados, proponer una reflexión última sobre la función del artista, amén de una puesta en cuestión de los más íntimos fantasmas de los pintores recreados. Es lástima que tan prometeico esfuerzo de Aute sea servido con tan parcos medios cinematográficos: la animación, sobre todo -pero no sólo-, es de una pobreza espartana, que desluce el trabajo, ciertamente singular en algunos casos, curiosamente en los más breves -Romero de Torres, Sorolla-, más que en los casos de pintores con una obra más ingente, abordados a veces en secuencias abusivamente largas y redundantes (Goya, el primero). Queda para la posterioridad, no obstante, el filme como una de las más originales propuestas jamás realizadas por el cine de animación hispano.