Precisiones
Desde el 11 de septiembre, el catedrático Antonio Elorza ha venido ofreciéndonos una serie de reflexiones, de las que su artículo Los mensajes de Bin Laden (EL PAÍS, 12 de noviembre) es la última muestra.
Sin pretender restar un ápice de valor a sus generalmente pertinentes reflexiones, hay algunos puntos de su discurso que merecen ser contrastados. En primer lugar, creo que debemos tomar con suma cautela su trabajo de campo en la 'antes acogedora librería Avicena de París'. Relata Elorza el malestar del librero ante su petición de 'nuevos estudios sobre corrientes tradicionalistas del islam'. Hasta aquí, nada que objetar, si no fuese porque, según él, esta escena de los musulmanes cerrando filas se repite 'por doquier'.
Para empezar, ¿qué base tendría su argumentación si ese supuesto librero musulmán que cierra filas fuese un libanés cristiano? ¿Seguiría elevando al rango de axioma sus afirmaciones porque se repiten 'por doquier'?
Si se acude al Corán -o a cualquier otro texto-, en este caso para justicicar el deber del musulmán de 'rechazar todo diálogo con el no creyente', hay que ser muy riguroso con la lectura que uno hace. El sentido de la cita coránica que reproduce Elorza, 'No hay argumentación posible entre nosotros y vosotros' (de la traducción de Juan Vernet) es justo el contrario de lo que él ha interpretado, como lo corrobora otra de las versiones más autorizadas de Corán al español (la de Julio Cortés): '¡Que no haya disputas entre nosotros y vosotros!'. Los juicios previos le pueden llevar a uno a deformar a su antojo la delicada y versátil realidad. Por último, me extraña a estas alturas ese empeño en utilizar Alá en vez de Dios, ya que, como indica el DRAE 2001, Alá es tan sólo 'el nombre que dan a Dios los musulmanes'.- Gonzalo Fernández Parrilla. Escuela de Traductores de Toledo. Madrid.
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