Otro accidente aéreo
Otra vez no. Un angustiado Nueva York se preparó ayer para otro día de inimaginable horror cuando otro avión hizo llover el terror sobre la ciudad. (...) Puede que durante algún tiempo no se sepa con exactitud qué es lo que provocó la caída del avión (...), pero el hecho de que parezca que esta tragedia se debió a un fallo mecánico y no a un acto terrorista pareció contribuir a calmar el nerviosismo público. Es indicativo del estado de trastorno nacional el hecho de que la noticia de un accidente aéreo pueda llegar a ser, hasta cierto punto, un alivio. (...)
Sea cual sea la causa de la tragedia de ayer, sin duda aumentará la inquietud del público estadounidense respecto a la vuelta al transporte aéreo, lo que podría tener devastadoras consecuencias sobre la maltrecha economía de la nación y las finanzas industriales. Incluso antes del accidente de ayer, American Airlines había declarado que estaba perdiendo entre 10 y 15 millones de dólares diarios como resultado de la disminución de los viajes durante el otoño. (...) Con independencia de las causas del accidente, es preciso que el Congreso afirme el control federal sobre la seguridad de los aeropuertos para restablecer la confianza en la aviación comercial del país. Los congresistas republicanos deben abandonar su oposición ideológica a la presencia de la fuerza de seguridad federal en los aeropuertos para que la Administración pueda abordar las graves vulnerabilidades de la aviación. De no ser así, cada vez que se estrelle un avión será natural que la gente piense en un acto terrorista.
Nueva York, 13 de noviembre
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