Reclamo publicitario
Cada vez que salgo a la calle he de retorcer la mirada ante carteles publicitarios de ropa interior, muy frecuentes, como si no hubiese más productos para vender; da igual el objeto, porque todos los anuncios poseen un común denominador: el uso del sexo como reclamo publicitario. Al comprobar que es una circunstancia nada transitoria, acabo por concluir que me están tomando por un pobre animal que reacciona ante el primer impulso irracional que aparezca ante sí. Si tiene efecto este tipo de publicidad es porque los ciudadano hemos dejado que invadan nuestra intimidad y que se banalice la sexualidad, y que parece que no nos desagrada que nos traten como tontos a los que es fácil encandilar con un trozo de carne que reduce al hombre a pura materia incapaz de querer a su semejante por lo que es y no por lo que se ve de él.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.