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La escasez de denuncias de prostitutas dificulta la desarticulación de mafias

Muchas meretrices ignoran la existencia de ayuda social, según un estudio

La escasez de denuncias interpuestas por prostitutas inmigrantes, que son víctimas de redes que las explotan en la región, es el mayor problema al que se enfrenta la policía a la hora de perseguir a estas redes mafiosas. Ésta es una de las conclusiones a las que ha llegado la Dirección General de la Mujer en un estudio titulado Tipología de la prostitución femenina en la Comunidad de Madrid. Según este informe, los Servicios Sociales son los 'grandes desconocidos' de las meretrices, quienes, por miedo a ser juzgadas, no acuden a ellos.

El estudio fue realizado por la Dirección General de la Mujer cuando dependía de la Consejería de Servicios Sociales (ahora depende de Trabajo), y contó con la ayuda de los grupos VI y VII de la Brigada Provincial de Extranjería, el apoyo de trabajadores sociales y el testimonio de 27 prostitutas, españolas e inmigrantes, que ejercen en la calle, en clubes, en barras americanas, en pisos particulares o como señoritas de compañía.

Estas mujeres, afirma el estudio, ignoran en muchos casos la existencia de los Servicios Sociales. Si los conocen, no acuden a ellos porque no quieren decir que son prostitutas. Si finalmente se deciden a pedir ayuda social, no dan toda la información precisa por miedo a ser juzgadas. 'Reciben sólo ayudas económicas o materiales puntuales, sin una atención integral que facilite su inserción social', añade el informe.

El Cuerpo Nacional de Policía se enfrenta a muchas dificultades a la hora de intentar desmantelar las redes que explotan como prostitutas a mujeres inmigrantes en la región (sólo en la Casa de Campo ejercen más de mil). A la escasez de denuncias interpuestas por las meretrices hay que añadir la dificultad añadida de demostrar la existencia de las mafias. Además, las penas impuestas son pequeñas: de dos a cuatro años de prisión y de 12 a 24 meses de multa.

Abogados especializados

'La denuncia por parte de las mujeres suele producirse en mayor medida cuando se escapan de la red que cuando son liberadas de la misma, ya que una vez finalizado el pago de la deuda no denuncian por las represalias contra ellas y su propia familia', explica el estudio. Y añade: 'Muchas de estas mujeres tienen sus papeles de solicitud de refugio político en manos de abogados concretos, que han monopolizado el negocio, y a quienes pagan grandes sumas de dinero'.

Las redes se clasifican en: latinas, de Europa del Este, africanas y chinas. De estas últimas apenas hay datos por ser una comunidad muy cerrada; sólo se sabe que los clientes suelen ser chinos y las relaciones se producen en pisos. Las mujeres latinas son explotadas en clubes y plazas (hoteles donde viven las meretrices, que bajan al club para conseguir subir al cliente a la habitación) porque, según el informe, son 'más cariñosas, dulces y dóciles'. Además, 'conocen el idioma, lo que las hace más rentables para los clubes a la hora de sacar copas a los clientes'.

Las redes que explotan a mujeres procedentes de Europa del Este las colocan en la calle. 'Son mujeres más frías, menos dadas a la exteriorización de afectividad, y, además, son más selectivas'. El principal motivo por el que estas mujeres no trabajan en clubes es por 'las malas relaciones que entabla la propia red con el club'. 'La mujer africana', concluye el texto, 'se caracteriza por tener actitudes y comportamientos más agresivos y violentos, conductas que rigen también sus relaciones con sus propias compañeras, con los clientes y con el personal del club'.

El estudio agrega que las mafias de los países del Este suelen estar implicadas, además, en el tráfico de drogas y de armas y en la falsificación de documentos.

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