Atractiva pero sin competencias

La carrera de Ciencias Ambientales, uno de los retoños del panorama universitario español, está llegando a la madurez. Con 27 centros de estudio y apenas ocho años de existencia, la reciente celebración de su primer congreso nacional en Elche ha servido para que los estudiantes de esta titulación (ambientólogos, ambientistas, expertos en ciencias ambientales...: todavía no existe un término consensuado) comiencen a analizar el sistema de enseñanza universitario y su futuro laboral. El certamen, organizado por la Universidad Miguel Hernández (UMH), ha concentrado a 400 estudiantes y profesores.

Las salidas profesionales constituyen uno de los temas más tratados en las ponencias del congreso. Lo cierto es que Ciencias Ambientales es una de las carreras más demandadas y genera listas de espera en cada curso. 'El empleo es uno de sus atractivos', mantiene José Navarro, coordinador de la carrera en la UMH. A pesar de ser ésta una de las consignas comunes en las universidades españolas, es ahora cuando diversos estudios presentados en el congreso retratan el panorama laboral del ambientólogo. El 40% de los licenciados ha conseguido un puesto de trabajo, mientras que un 20 % disfruta de una beca, según una estadística hecha pública por la Asociación de Estudiantes de Almería. Esta facultad, fundada en 1994, es una de las primeras en España, fiel ejemplo de la preocupación medioambiental de Andalucía, donde todas las provincias cuentan con un centro especializado. Junto al sur de la península, el Arco Mediterráneo español es la zona donde más facultades de Ciencias Ambientales hay. La Asociació Catalana de Ciències Ambientals también ha elaborado un estudio, en este caso sobre los licenciados que han encontrado trabajo. El 85 % de ellos ocupa un puesto dedicado al medio ambiente, principalmente en consultorías, administración, industria y centros de investigación.

El sector público era precisamente una de las fuentes de empleo que se perfilaba para esta carrera. Sin embargo, la administración no demanda licenciados en Ciencias Ambientales del mismo modo en Cataluña que el resto de España. Los estudiantes andaluces se muestran pesimistas con la respuesta del gobierno nacional y autonómico. Resulta paradójico que la creación de la cartera de Medio Ambiente en 1996 y departamentos análogos a escala territorial no haya venido acompañada de una mejora en las expectativas laborales. Otro de los informes presentados en el congreso destaca el sorprendente dato de que el Ministerio de Medio Ambiente no ofrece ningún puesto específico para ambientólogos, al igual que el Departament de Medi Ambient de Cataluña. Esto no implica que los licenciados en ciencias ambientales no puedan trabajar en la administración, sino que deben competir con otros profesionales, como biólogos, ingenieros, químicos e incluso licenciados en derecho.

La asociación de estudiantes de la Universidad de Córdoba ha distribuido en el congreso un comunicado en el que protesta por el vacío legal que sufren diversas materias del medio ambiente. Por ejemplo, no existe una normativa clara sobre la elaboración de informes de impacto ambiental, requisito imprescindible para todo proyecto de urbanización. 'Los estudios que se realizan hoy en día carecen de rigor científico', señalan los estudiantes.

En lo que respecta a la carrera, los estudiantes reclaman mayor especialización. 'Tocamos tantas materias que terminamos por saber muy poco de todo, lo que es un inconveniente en las entrevistas de trabajo', declara Teresa Martínez, una alumna ilicitana. Por contra, Philipp Tepper, estudiante alemán de intercambio en Elche, afirma que en su país los licenciados se especializan en dos ramas: gestión ambiental y educación.

La situación actual de los ambientólogos puede resumirse en la frase de uno de los organizadores del congreso: 'El Gobierno ha creado una carrera y después se olvidado de asignarle competencias'.