Amor, guerra y rosas
En lo que va de otoño, los títulos relacionados con la cultura islámica han experimentado un auge sin precedentes. El fenómeno observado en la feria de Francfort, que desbancó al invitado de honor, Grecia, ha sido confirmado por los lectores europeos: quieren saber para entender. En Alemania, las ediciones del Corán se han agotado; en Francia, un librito de poca monta sobre Bin Laden se convierte en best seller, y en España, la agencia literaria de Ana Soler Pont, la más importante en Europa de autores no occidentales, afirma que las ofertas para publicar a escritores árabes se han disparado como nunca. Henos aquí con otro efecto derivado del 11 de septiembre: aumentarán en número y diversidad los libros traducidos del árabe. Aunque no es oro todo lo que reluce, y habrá que tener en cuenta los diferentes criterios de excelencia en Occidente y Oriente. Esto se aprecia en dos libros que la editorial Hiperión -empeñada desde hace tiempo en dar a conocer, en ediciones bilingües, a poetas árabes contemporáneos y clásicos- ha publicado recientemente, de cosecha bastante desigual.
MENOS ROSAS
Mahmud Darwish Traducción y prólogo de María Luisa Prieto Hiperión. Madrid, 2001 118 páginas. 1.300 páginas
EL LIBRO DEL AMOR
Nizar Kabbani Traducción y prólogo de María Luisa Prieto Hiperión. Madrid, 2001 126 páginas. 1.300 pesetas
El libro del amor, de Nizzar Kabbani, de hecho confirma para el lector occidental -y todavía más para la lectora- los peores prejuicios sobre las relaciones entre los sexos en las sociedades musulmanas. Los breves textos -cuya celebrada belleza fonética lamentablemente no podemos apreciar- se mueven dentro de los tópicos amorosos más elementales, usando el lenguaje y las metáforas tradicionales que a nosotros nos resultan, cuanto menos, poco expresivos, si no decididamente cursis: 'El amor, cariño mío, / es un bello poema escrito en la luna'. Propaga una imagen de la mujer como objeto que probablemente no conquistará a muchas féminas españolas: 'No basta con que seas bella, / tienes que pasar un día en mis brazos / para tornarte más bella' o 'No huyas de mí: soy un hombre apropiado para ti. / No intentes librarte de mí: es Dios quien me envía'. Kabbani (Damasco, 1923-Londres, 1998) es el poeta de amor más conocido actualmente en el mundo árabe, con unos cincuenta poemarios publicados. Sus recitales llenaron estadios, sus poemas se citan de memoria, sus versos fueron musicados por los más famosos cantantes: un poeta popular en el sentido literal de la palabra, aparte de hombre culto, primero diplomático de carrera, luego profesional de las letras. De ahí el vértigo que produce encontrar en Internet la traducción inglesa de un largo poema suyo de 1997, titulado Estoy a favor del terrorismo que, entre otras lindezas, dice: 'Estoy a favor del terrorismo / si es capaz de salvarme / de los inmigrantes de Rusia / Rumania, Hungría y Polonia'.
El libro de Mahmud Darwish (Birwa, Galilea, 1942), en cambio, es un cantar muy distinto. Aunque pertenece a una generación más joven, resulta archimoderno al lado de Kabbani -mucho más rico en temas y diferenciado de expresión-. Los poemas de Menos rosas (1986) son combativos, apoyados en un tono alto, exaltado, y de clara afinidad con el surrealismo: 'En el camino hay otro camino. En el camino hay espacio para el éxodo. / Arrojaremos muchas rosas al río para cruzarlo. Ninguna viuda / quiere volver con nosotros. Vayamos allí... allí está el norte del relincho'. Escrito en el exilio londinense, otra estación de su larga peregrinación de exiliado, Darwish no llora en los 'versos tendidos' (como diría Lezama Lima) de este libro la pérdida de la patria, sino que reivindica el derecho de existencia de los palestinos, no ya en su tierra, sino en su cultura y en su palabra, cuya desaparición progresiva denuncia. 'Por primera vez ve el mar desde dentro. / Nuestro barco transporta tierra firme buscando puertos. Defendemos el deber de las palabras / y el talón de Aquiles, proseguimos este periplo hasta el comienzo'. Sólo la enorme vitalidad, el irrefrenable impulso lúdico y soñador, el amor mundi de Darwish hacen soportables los poemas de Menos rosas, testimonio del tremendo desgarramiento de un pueblo y de un individuo que lucha por preservar su identidad. Entre las muchas emanaciones inspiradas de su añoranza -todas proyectadas con esperanza al futuro, sin agarrarse al pasado- se halla una proposición para acabar con los enfrentamientos bélicos en este mundo: 'Abraza a su asesino para lograr su clemencia (...) ¿Me matarás para que el enemigo vuelva a su casa / nuestra casa y tú retornes al juego de la caverna? (...) ¿Qué crimen he cometido para que me asesines, hermano? No desataré la cuerda del abrazo. No te dejaré'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.