Posesión, entrada, cruces
Un notable dice 'cuando tomé posesión': es frase usual, pero tiene varias cargas: tomar y poseer redundan; suelta autocracia y es un circunloquio enfático: debería ser 'poseí el cargo'. Pero la 'posesión' está mal: ya no se 'posee' a una mujer, no hay 'posesos' por el diablo (salvo Bin Laden), y las posesiones reales, de bienes o de tierras, suenan a la derecha que no se asume. 'Y era que tenía muchas posesiones', condenaba el Evangelio al que no siguió al Ungido. 'Me encargué' sería más demócrata. 'Ocupé': pero suena a 'ocupa', que son como Bin Laden, tienen barba: 'barbudos' se emplea ahora para los integristas musulmanes y antes para los castristas.
Aún hay en España rojos con barba. Después oigo 'hizo su entrada'. No pueden decir sólo que 'entró' si se trata de un notable, menos si es un sobresaliente. Es locución más exacta: la entrada se prepara, los notables esperan en pie, el pueblo de baba caída aplaude y algún terrorista se desespera por no estar. Se conforman, como ayer, con herir a un director de política científica (como si la hubiera) y a peatones: 'mía tú que...', decimos los madrileños. Hacer la entrada: suena un clarín, la guardia se pone firme, los fotógrafos se empujan unos a otros: entrada hecha. Otra frase me preocupa más: 'en negocios no hay ética'. Sabía lo de la guerra y el amor, donde 'todo está permitido'; y que la política tiene otra ligereza de costumbres (he visto toda Gescartera, y sus políticos han sido exonerados); lo de los negocios me preocupa más, porque estoy en el otro lado: los que pagan impuestos y compran para comer y acicalarse; en el de los que sufrirán la caída del PIB y el aumento del paro, que debemos, dicen, a la guerra: y a Rato. A los que toman posesión, hacen su entrada, visten su chaqué, se cuelgan condecoraciones. Como siempre. En el XIX el epigrama decía 'En tiempos de los bárbaros romanos / los ladrones colgaban de las cruces; / ahora, en el siglo de las luces / del pecho del ladrón cuelgan las cruces'.
(Dicen que a Rato, aun siendo ministro-empresario, le van muy mal sus negocios. Debería contratar al ecónomo de Valladolid. Este ya famoso curilla rasurado y suave tendría en otro país grandes ofertas de la empresa privada. Siempre con la cruz colgada de su pecho).
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