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La Generalitat auspicia el reparto del plan eólico entre seis grandes grupos

Total Fina y Aguas de Valencia renuncian a presentar opciones para explotar el viento

El plazo para optar a las licencias de explotación de parques eólicos en la Comunidad Valenciana se cerró este fin de semana. Durante dos largos años, Fernando Castelló, hoy consejero de Innovación y Tecnología, ha dirigido el tráfico y ha organizado alianzas a tres bandas entre compañías eléctricas, constructoras y empresarios valencianos. El número de aspirantes será público hoy, pero la composición de las alianzas revelará las posibilidades de éxitos. Total Fina, la compañía petrolera francesa, y Aguas de Valencia, han renunciado participar en el juego.

El único parque eólico que funciona en la Comunidad Valenciana, en la Sierra de la Cabrera, fue impulsado por un grupo de empresarios de Buñol. El parque se instaló sobre suelo de propiedad municipal y garantiza al Ayuntamiento importantes ingresos durante los próximos cincuenta años.

La posibilidad de contar con subvenciones de la Unión Europea, que recomienda el recurso a las fuentes renovables para generar energías no contaminantes, hacía atractivo un negocio para inversores capaces de soportar largos plazos de amortización.

La Generalitat decidió tomar cartas en el asunto, a través de la desaparecida Consejería de Industria, formalmente para impedir el crecimiento desordenado de los parques de molinos aerogeneradores a lo largo del territorio valenciano.

Representantes de las áreas de Obras Públicas, Medio Ambiente e Industria elaboraron el plan eólico y declararon 15 zonas aptas para instalar parques de aerogeneradores, todas ellas en comarcas del interior.

Varios ayuntamientos han expresado su malestar por los perímetros seleccionados y se han planteado recursos contra el plan. Pero la 'convocatoria pública para la instalación de parque eólicos en la Comunidad Valenciana', una suerte de concurso específico para seleccionar promotores, sigue su curso.

La declaración de las zonas aptas se ha entremezclado con una paralela selección de las sociedades con opciones para explotar un negocio que, en conjunto, requiere una inversión incial en torno a los 200.000 millones de pesetas.

La pionera Aciloe inicio contactos con grandes entidades bancarias para poder afrontar nuevo retos. Finalmente cerró en julio pasado un acuerdo con la CAM, que compró una participación minoritaria en la sociedad.

Las grandes compañías eléctricas interesadas en sumarse a la explotación de la energía eólica han sido conducidas por la Administración autonómica hacia socios locales y proveedores de tecnología o grandes constructoras.

El segundo productor mundial de aerogeneradores, la empresa Gamesa, donde la familia Serratosa tiene una participación importante, cerró la semana pasada una alianza con Dragados y Bancaixa para optar al negocio y espera actuar como proveedor de otros adjudicatarios.

Iberdrola, que disfruta la exclusiva de la distribución eléctrica en la Comunidad Valenciana fue la primera gran eléctrica interesada en el negocio. Participa a través de Energías Renovables del Mediterráneo agrupa a la Empresa Hidroeléctrica de Navarra con un grupo de azulejeros de Castellón dedicados al negocio de la cogeneración.

El Banco de Valencia se sumó con un grupo de empresarios valencianos al proyecto impulsado por Sinae, la filial de Hidrocantábrico dedicada a energías renovables, y el gigante estadounidense Enron, que hubiera preferido optar en solitario.

Endesa ha establecido alianzas con Sedesa, la empresa constructora de la familia Cotino. Unión Fenosa ha pactado con la constructora ACS y un grupo de empresarios textiles de Crevillente.

Elecnor intentó atraer a Aguas de Valencia a una alianza con la constructora Acciona, de la familia Entrecanales, pero la sociedad valenciana ha rechazado una oferta que le relegaba a la condición de socio capitalista.

Total Fina, la petrolera francesa, también se interesó por el plan eólico valenciano pero las negociaciones con socios valencianos no prosperaron y finalmente renunció a presentarse, según confirman fuentes de la Generalitat.

Aerogeneradores instalados en el parque de la Sierra de la Cabrera, en Buñol, que explota la empresa Aciloe.
Aerogeneradores instalados en el parque de la Sierra de la Cabrera, en Buñol, que explota la empresa Aciloe.JESÚS CÍSCAR

La interferencia Navarro

El azar, o tal vez la necesidad, ha querido que el plazo para formalizar las opciones a la convocatoria pública para adjudicar a grupos de empresas privadas la promoción de parques de molinos aerogeneradores en territorio valenciana haya coincidido con un espectacular nombramiento en la flamante Consejería de Innovación y Tecnología. Eduardo Zaplana introdujo algunos cambios en el segundo escalón del Consell el pasado martes y, entre otros, instituyó el cargo de subsecretario de Energía e Industria. Un puesto que recayó en la persona de Miguel Navarro, director de Terra Mítica hasta el mes pasado. El presidente de la Generalitat subrayó que Navarro sería 'el número dos' de la nueva consejería, por debajo de Fernando Castelló y por encima del actual director general de Industria. Castelló ha tejido alianzas entre las grandes compañías eléctricas interesadas en la generación de energía eólica, los proveedores de aerogeneradores, entidades financieras y empresarios valencianos a lo largo de dos años. Entre los objetivos del plan figura la posibilidad de reflotar la fábrica de Manises Diesel, que habría llegado a acuerdos con la empresa nacional Izar para producir aerogeneradores. Fuentes de la Generalitat aseguran que Navarro no tendrá voz a la hora de decidir la distribución de zonas de producción entre los aspirantes. A estas alturas, ya estaría todo el pescado vendido. Sin embargo, admiten que desde la nueva subsecretaría de Energía será inevitable que Navarro haga valer su propio criterio en la distribución del plan eólico. El ex director general de Terra Mítica acumuló experiencia en materia de adjudicaciones públicas cuando fue máximo responsable de CACSA, la sociedad que promueve el complejo de la Ciutat de les Arts y les Ciències en Valencia, cargo al que accedió después de ejercer como jefe de gabinete de José Luis Olivas, actual vicepresidnete, cuando ocupaba la Consejería de Hacienda en la pasada legislatura.

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