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El Palacio de Oriente sufre la mitad de contaminación desde que el tráfico discurre por el túnel de la plaza

La contaminación por dióxido de azufre se ha reducido casi un 50% en la plaza de Oriente desde que se inauguró, en octubre de 1997, el túnel que canaliza el tráfico de vehículos bajo la calle de Bailén. Ésa es la conclusión más relevante de un estudio realizado por el Instituto de Geología Económica, organismo dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Los coordinadores del estudio, Concepción López Azcona y Francisco Mingarro Martín, han analizado la concentración de partículas en suspensión presentes en la atmósfera de la plaza de Oriente. Además de la reducción del dióxido de azufre, se ha producido también un descenso del 30% y 25% en las concentraciones de monóxido y dióxido de nitrógeno.

En la plaza de Oriente se ubican algunos de los monumentos más significativos de la capital, como son el palacio y el teatro Real y la catedral de la Almudena. Esos edificios están contruidos con materiales muy sensibles al efecto corrosivo de la contaminación generada por el tráfico.

La construcción del túnel se planteó con el objetivo fundamental de convertir el entorno del palacio de Oriente en zona para peatones. Las obras del subterráneo fueron muy polémicas, ya que para llevar a cabo el túnel se destruyeron restos de algunas construcciones anejas al palacio, que los arqueólogos consideraron con sufiente valor como para que se conservaran.

Investigadores del Instituto de Geología Económica registraron de manera continua en la fachada del palacio los niveles de contaminación generados por el tráfico desde 1994 a 1998. Los medidores se colocaron a una altura 3,05 metros en la fachada de la calle de Bailén, la más afectada por la contaminación.

Los resultados completos del estudio se presentarán el lunes en la conferencia inaugural de la Semana de la Ciencia. El acto se celebrará a las 13.30 en la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense. En él se abordarán también los diferentes mecanismos para defender de los contaminantes a los materiales pétreos.

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