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Crítica:FILOSOFÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La paradoja del saber escrito

Comencemos por destacar el interés y la importancia de este estudio que trata a fondo de una cuestión fundamental en la comprensión actual de la filosofía platónica. Está escrito por uno de los más reconocidos expertos en el pensamiento y la obra de Platón (y también de Aristóteles). Desde hace cuarenta años, Giovanni Reale se ocupa de los grandes textos platónicos, ha traducido y anotado varios Diálogos, introducido destacados estudios y escrito ambiciosos libros sobre Platón. (Conviene recordar de modo especial su Per una nuova interpretazione de Platone. Rilettura della metafisica dei grandi dialoghi alla luce delle 'Dottrine non scritte', Milán, 1997, donde vuelve a insistir en las mismas tesis hermenéuticas de este libro). La cuestión básica es la relación del filósofo ateniense con su obra escrita, un tema que, como Reale indica, debe verse en su contexto histórico.

PLATÓN. EN BÚSQUEDA DE LA SABIDURÍA SECRETA

Giovanni Reale Traducción de Roberto Heraldo Herder. Barcelona, 2001 371 páginas. 3.800 pesetas

Para esa indagación debemos partir del libro de E. A. Havelock, Prefacio a Platón (traducción española de Ramón Buenaventura, Visor, 1994), que analizó muy bien cómo con la obra de Platón se pasa de una cultura oral, orientada por la 'enciclopedia homérica', a una civilización de la escritura, lo que trae consigo en Grecia un cambio profundo de mentalidad. El saber poético quedaba entonces desplazado por un pensar crítico, más abstracto y conceptual, y así se superaba la tradición de la cultura oral, mimética y mítica. Aunque el alfabeto se difundió en Grecia a partir del siglo VIII antes de Cristo, no fue hasta finales del V, en la ilustración sofística, cuando se impuso la cultura escrita. Con su definitivo triunfo como vehículo del conocimiento en la obra de Platón se establece un nuevo modo de comprensión del mundo.

Las tesis de Havelock

han sufrido críticas (Harris, Thomas, Cerri, y otros), pero, admitidos los puntuales retoques, su libro sigue siendo esencial para el acercamiento a Platón. Aquí Reale reconoce toda su importancia, pero lo critica por no advertir cómo, a la vez que Platón se proclama como el gran maestro de la verdad escrita, introduce en su texto una cautela explícita sobre la insuficiencia del saber fundado en la escritura. Así lo hace en el Fedro, en el famoso pasaje sobre la invención 'egipcia' del arte de escribir, que propiciará el olvido y una falsa apariencia de saber divulgado en manos torpes, y lo reitera cuando advierte, en su Carta VII, que él nunca ha puesto por escrito sus principios filosóficos últimos. He ahí la gran paradoja: 'Por un lado, él demostró la necesidad de abandonar la cultura oral poético-mimética; por el otro, defendió la oralidad, poniéndola axiológicamente por encima de la escritura y afirmando incluso la tesis de que el filósofo debe reservar para la oralidad las cosas que para él son de mayor valor. Además, por un lado, criticó la escritura..., pero, por el otro, se expresó como un artista de la escritura, y de entre los más grandes'. Como su maestro, el ágrafo Sócrates, Platón desconfía del saber libresco y, sin embargo, se dedica a escribir de modo torrencial y deja un corpus escrito cuya influencia no tiene parangón en la historia intelectual de Occidente.

Ciertamente Havelock no aporta ninguna solución a este problema. Reale tiene a mano una buena explicación redescubriendo la importancia de 'las doctrinas no escritas' del fundador de la Academia. Intenta pues rastrear muy a fondo, en alusiones de los Diálogos tardíos y en los testimonios de algunos discípulos de Platón, esos principios axiomáticos del filosofar platónico que el gran escritor, desconfiado de la mera lectura y de los lectores profanos, no quiso poner explícitamente por escrito, pero que quedaban al alcance de los pocos expertos en su doctrina. Esta teoría que busca la clave del saber no escrito de Platón, su más secreta metafísica, en alusiones casi cifradas y notas de algunos discípulos (Aristóteles, Aristóxeno, etcétera) fue defendida hace años por algunos profesores de filosofía de la llamada Escuela de Tübingen (H. J. Krämer y K. Gayser), y a esos exégetas se vincula Reale de modo muy directo. Aporta certeras reflexiones: distingue entre la oralidad poético-mimética y la oralidad dialéctica, tal como se muestra en los propios Diálogos, esa misma oralidad que Sócrates practicaba con talento filosófico ejemplar y que Platón con destreza trata de reflejar en sus textos. También distingue entre el rechazo de los mitos poéticos, como los transmitidos por Homero y los trágicos, y el saber mítico en sí, 'un pensar por imágenes en sinergia con el logos', que su fantasía sabe reconstruir al servicio de la búsqueda de una verdad que parece situada más allá de la propia dialéctica, en relatos que invitan a ser creídos con 'hermoso riesgo' y con afán trascendente.

A lo largo de estas páginas, Giovanni Reale repasa los temas mayores del extenso corpus platónico. Escribe sobre el logos y los mitos, el eros filosófico, las Ideas y el Bien y el Uno, que en la perspectiva de las doctrinas no escritas se acercan a la metafísica neoplatónica, y viene a apoyarse en la hermenéutica de Gadamer cuando le conviene. Pero no es preciso compartir sus tesis sobre esa filosofía no escrita -una tesis que resta fuerza e intensidad a la evolución de su pensamiento- para advertir su interés y su densidad intelectual. Es, en definitiva, un libro importante en la actual perspectiva que nos alerta de la posición paradójica de Platón frente al saber escrito.

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