La asociación de talentos Unitech elige a cinco estudiantes de ingeniería españoles

Mayra Arnau colgó la raqueta por la bata de ingeniero en telecomunicaciones. Adiós a dos años en las pistas y uno como directora de una escuela de tenis en Estados Unidos. Llegar al puesto mundial 950 de la ATP no le convenció: 'Demasiado arriesgado, puedes tener lesiones y con 23 años te puedes encontrar sin estudios ni carrera'.

Cambiar ha valido la pena. Mayra, ahora con 26 años, ha sido una de los cinco estudiantes españoles seleccionados por la asociación europea de cazatalentos en ingeniería Unitech International, formada por 25 corporaciones (IBM, Philips, ABB, DaimlerChrysler) y ocho universidades (Politécnico de Milán, ETH de Zurich, ParisTech en París, Imperial College de Londres, Aachen en Alemania, Delft en Holanda, Chalmers de Goteborg y la Politécnica de Cataluña). En breve ampliará el cupo a 10 empresas y dos universidades más.

Desafíos de la industria

La asociación quiere preparar a los graduados para los desafíos de la industria. Los futuros empleados deben desarrollar habilidades de gestión y conocimientos de idiomas extranjeros, comunicación y flexibilidad. 'Los ingenieros necesitan una educación más global y ser capaces de liderar grupos o manejar técnicas financieras', dijo el presidente de Unitech, Konrad Osterwalder, durante la segunda asamblea general celebrada en Barcelona. Los estudiantes elegidos estudian en otra universidad y hacen prácticas en una empresa durante un año para convalidar créditos.

La primera hornada ha dado 32 alumnos tras una dura criba.

A Mireia Gómez, 24 años, ingeniero de telecomunicaciones, siempre le gustó lo técnico y cree que las mujeres ya han dejado de ser la excepción en este tipo de carreras. Participa en la Technische Universiteit Delft de Holanda y colabora en un proyecto europeo para conseguir sistemas de codificación multifunción para Internet y móviles UMTS. Dejó de lado un proyecto con HP en el Reino Unido, bien pagado, 'pero tenía que dedicarme demasiado a programar, y no me gusta mucho'. Su compañero Arnau asistió a la universidad de Aachen, donde estudió en alemán. En Siemens, ha trabajado en proyectos ASP (proveer aplicaciones por Internet) y ha profundizado en gestión y e-business. Pere Pons, 24, ingeniero industrial, tras pasar por el Politécnico de Turín, acabará en noviembre su estancia en la empresa italo-francesa de microelectrónica ST Microelectronics. 'Me gusta tocar todo tipo de temas, pero sin abandonar el pasado de ingeniero'.

Josep Martínez, 23, ingeniero de caminos, escogió el Imperial College de Londres y prácticas en Hilti, en Liechtestein. Le queda el proyecto de fin de carrera. 'No me gusta la tecnología de cosas pequeñas, de chips que no ves cómo funcionan; además, soy un pésimo dibujante'. Es un loco de los viajes y le gustaría trabajar en Latinoamérica.

Jordi Artigas, 24, ingeniero de Caminos, también ha estado en Delft, aprendiendo gestión de proyectos. Su pasión por la logística le ha llevado a TNT, pero deberá esperar al próximo verano para concluir la experiencia.Su intención: dedicarse a la gestión de proyectos de grandes infraestructuras sin abandonar su mentalidad ingeniera. Enamorado de las motos, asegura ser capaz de distinguirlas según el sonido.