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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

San Antonio de la Florida, SA

El pasado mayo buscamos iglesia para nuestra boda, con la intención de celebrarla en septiembre de 2002; nos gustó una de las iglesias con más solera de Madrid, San Antonio de la Florida. Hablamos con el párroco, don Julián, y nos dijo que hasta el 1 de octubre a las diez de la mañana no se abriría la agenda de bodas para 2002, de modo que, pasados los cuatro meses, allí me presenté, el 1 de octubre a las 8.30. Ya había bastantes parejas cuando llegué, algunas desde las once de la noche del día anterior; había bastantes posibilidades de que alguien eligiera la fecha y hora que deseaba.

Un joven muy atento, de los primeros llegados, se encargaba de ir anotando los nombres de las parejas, con el día y la hora deseada para la boda. ¡Qué suerte!, más de ocho parejas por delante y mi fecha y hora no estaban cogidas. Poco a poco fue viniendo más y más gente, de modo que las parejas tuvieron que ir amoldándose a la agenda que se iba preparando; todo iba de maravilla, todo bien cuadrado.

A las diez de la mañana aparece don Jesús (sacerdote adjunto) y nos invita a pasar a una sala de reuniones; éstas fueron sus primeras palabras: 'Buenos días, antes de nada debo decirles que ya hay apuntadas ocho o nueve parejas, de modo que si a alguien le han cogido la fecha, no pasa nada, busquen ustedes otra fecha y ya está'. Creo que no hubo nadie que no quedara pálido. Todas las parejas de enchufados, como yo los llamo, que deseaban casarse un sábado a las seis de la tarde en mayo, junio o septiembre (en agosto no casan) ya tenían su fecha bien reservada, y todos mis compañeros de sacrificios tuvieron que volver a componerse su fecha, si es que era posible (piensen también en el banquete). Nuestro buen diligente amigo apuntador también se quedó sin fecha, como yo.

Párroco Julián, no se preocupe usted, buscaré otra iglesia para casarme; eso sí, en la próxima declaración de la renta marcaré muy fuerte una cruz sobre la casilla de la Iglesia (y si puede ser, que vaya íntegro a su parroquia). Además, mis donaciones a partir de ahora en las misas serán más generosas y, sobre todo, la 'voluntad' que daré en mi boda a la iglesia que la celebre será generosísima, superando incluso las 75.000 pesetas que usted nos sugería donar en concepto de gastos generales de boda. Claro, toda sociedad necesita realizar ampliaciones de capital.

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