Algunos delegados se quejan de que la dirección no dé a conocer los acuerdos económicos con UDC
Los más de 900 delegados se presentaron ayer al congreso con la lección bien aprendida. Todos ellos, menos los militantes natos (parlamentarios, diputados, senadores y miembros del consejo nacional) acudieron con el voto delegado de sus asambleas respectivas. Y la mayoría de la docena de intervenciones, previas a la unánime votación, habían sido acordadas con la dirección del partido.
Algunos delegados expresaron con claridad el sentimiento de recelo y desconfianza que invade a parte de la militancia respecto a un protocolo de federación que admite toda suerte de interpretaciones. Otros defendieron la necesidad de modificar la estrategia parlamentaria y pactar, de una vez por todas, con Esquerra Republicana, sensaciones y deseos que los dirigentes de CDC eludieron, diplomáticamente, en sus discursos para así no herir a sus socios democristianos. Y no faltaron las intervenciones laudatorias hacia el líder Jordi Pujol y su delfín, Artur Mas, y las críticas de rigor hacia el socialista Pasqual Maragall.
El portavoz de CiU en el Congreso, Xavier Trias, que ha encabezado la delegación negociadora con Unió, se encargó de defender las bondades del pacto. Eso sí, obviando cualquier referencia a los acuerdos económicos y patrimoniales. Un olvido que no pasó inadvertido a alguno de los delegados, que se lo reprocharon públicamente a Trias.
Dos congresistas, ambos de la ciudad de Barcelona -militantes de la izquierda del Eixample y de Sants- invitaron a la dirección convergente a buscar amplios acuerdos con otras formaciones nacionalistas, es decir, con Esquerra Republicana, a la que no citaron. No intervino, en cambio, ninguno de los firmantes del manifiesto promovido por funcionarios con cargo en el Gobierno (entre ellos, Oriol Pujol Ferrusola), y dado a conocer ayer por el diario Avui, que reclama a los republicanos un pacto con CiU.
La delegación del Vallès Oriental expresó también su temor por la aprobación de decisiones colegiadas en asambleas locales y comarcales de Unió y Convergència, dada la opacidad que existe para hacer públicas las listas de militantes.
