Grito barroco y fidelidad clásica
Hemos visto, y oído, a un Pele más barroco que nunca. Pero de ley, cantando por derecho, rompiéndose el alma cuando la pasión del cante le arrastraba a llevar el grito más allá de lo imposible. Lo que ocurrió con frecuencia, porque El Pele estuvo volcado de principio a fin en una batalla de poderío a ultranza. Retuerce el tercio, lo encrespa como si fuera un ser vivo y rebelde -que lo es- al que le costara domeñar, amontona las palabras a borbotones en los remates verbales, como si le faltara espacio donde ponerlas. Y aliento.
Aunque sin perder los papeles, porque es cantaor consciente del punto a que puede llegar en la expresión de su arte. Lanza la voz abierta, la convierte en grito y el cuerpo parece írsele detrás, porque El Pele canta con todo el cuerpo en un aparato gestual lleno de drama y barroquismo. Pero no se pierde, no se pierde. Sabe recoger la voz y el cuerpo en el momento preciso, sin que nada se rompa, en transiciones que son pura música, belleza sobre belleza.
A corazón abierto
Cante: El Pele (con Manuel Silveria al toque) y Manuel Agujetas (con Antonio Carrión). Colegio de Médicos. Madrid, 26 de octubre.
Después cantó Agujetas, que siempre suscita enorme expectación. Es un clásico a su manera, pues hace el cante gitano de sus mayores con un eco antiguo rebosante de jondura. Cuando termina los temas, porque a veces corta por las buenas donde le parece. Pero los que hizo completos esta noche -soleares, siguiriyas, martinetes y, sobre todo, bulerías para escuchar- los hizo bien, bien, bien, con grandeza. Éste es el Agujetas que, cuando quiere -o cuando puede, nunca se sabe-, canta en la línea de los mejores cantaores de ayer y de hoy.
Hablando ya es otra cosa, lamentablemente. La tomó con los fotógrafos, porque quiere al parecer controlar sus derechos de imagen. '¿No véis que yo vivo de esto? ¿Qué voy a hacer si no, robar gallinas? ¡Ya no hay gallinas!'.
Gran noche de cante, en cualquier caso, con dos eminentes cantaores gitanos que, sin embargo, entienden lo jondo de distinta manera. Los dos se atienen a lo que pudiéramos calificar de pureza cantaora, pero cada uno la ejercita de distinta manera. El Pele pone una personal concepción cargada de barroquismo, de sonidos propios, que vierte al exterior con voz y gesto desmedidos. Agujetas se mantiene fijo en lo ancestral, en lo que nunca debe cambiar. Los dos saben bien lo que hacen.
Babelia
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