Barcelona abandona el proyecto de un tranvía que recorra la Diagonal
El giro de L'Illa es utilizado diariamente por 27.000 vehículos
Los inconvenientes del tranvía por una zona de alta densidad de tráfico de Barcelona han comenzado a hacerse evidentes antes de que empiece a circular. La pretensión de la empresa constructora del Trambaix de que el Ayuntamiento de Barcelona abra un túnel para que los vehículos que entran por la Diagonal y pretenden girar por Numància no crucen sobre las vías ha tenido como consecuencia la muerte del proyecto de prolongar el tranvía desde la plaza de Francesc Macià hasta Glòries. El trazado entre estas dos plazas supondría alterar el ritmo del tráfico en todas las calles que van de mar a montaña o aceptar la propuesta de soterrarlo. Fuentes municipales ironizaron: 'Los tranvías soterrados no hay que inventarlos. Ya existen y se llaman metro'.
El trazado del tranvía por encima de la Diagonal era defendido con contundencia por el Departamento de Política Territorial y rechazado con no menos rotundidad por el Ayuntamiento de Barcelona. El municipio sostiene que el tranvía en superficie provocaría el caos del tráfico sin aportar beneficio al usuario del transporte público, que ya dispone de un buen número de autobuses. Si el Gobierno catalán insistiera en el tranvía, explican fuentes municipales, debería correr con los gastos de soterrarlo. La cuestión del pago es crucial. Si el tranvía va por encima, el pago se hace en un tiempo diferido y la deuda no computa para el Gobierno catalán. Sí lo hace si va por debajo.
El Ayuntamiento de Barcelona defiende que hay una opción mucho más práctica para el tranvía de la Diagonal: la prolongación de Ferrocarrils de la Generalitat. Sus trenes llegan ahora hasta la plaza de Espanya y está previsto que lleguen a Francesc Macià. El municipio defiende prolongar el trazado hasta conectar con la estación de Provença (con lo que conectarían con el metro del Vallès y Cercanías) y luego seguir hasta Glòries. Desde allí podrían dirigirse hacia el Vallès por el túnel de Meridiana, que quedará libre, y también hacia la estación de Francia.
Pero ahora el problema está en la entrada sur de la Diagonal. Por su tronco central entran cada día 60.000 vehículos. Otros 20.000 lo hacen por el lateral. Muchos -11.000 del central y 16.000 del lateral- se dirigen hacia el centro de la ciudad y utilizan para ello la calle de Numància. Esos giros ya provocan por sí solos frecuentes problemas de retenciones de tráfico. Y el panorama se complicará todavía más con el paso del tranvía, cuyos promotores sugieren que la solución es el túnel.
Y la cosa no acaba aquí: la intersección de la Diagonal con otras grandes vías, como la avenida de Sarrià, será también conflictiva. Responsables de Vía Publica reconocen que harán falta varios 'ajustes' en la distribución del tráfico y en las frecuencias de los semáforos para poder llegar a combinar el paso del tranvía con el de los vehículos.
En el caso del cruce de Numància, Vía Pública ha realizado un informe en el que se apuntan tres posibilidades, en función de a qué medio se quiera dar la prioridad, si al tranvía o al vehículo privado que entra por el tronco central de la Diagonal.
Si la opción es dar prioridad al paso del coche, el estudio propone dos opciones. La primera, desviar el tráfico a la calzada lateral a la altura de la avenida de la Reina Maria Cristina, Esto provocaría serias retenciones a lo largo de toda la calzada lateral hasta llegar a Numància, ya que además esa vía tiene también carrilbus.
La segunda de las propuestas pensadas para dar prioridad al vehículo privado consiste en construir un paso para coches entre la calzada central y el lateral por encima de las vías del tranvía, unos cien metros antes desde llegar a Numància, a la altura de L'Illa. Con ello se evitaría el giro desde el tronco central. El inconveniente es que provocaría largas esperas para el tranvía.
La tercera opción es la pensada para dar prioridad al tranvía y, de paso, conseguir que no se resienta la ya complicada circulación en ese cruce de la Diagonal, en el que en cada intervalo semafórico se acumulan 12 coches. Consiste en abrir un túnel de un carril desde la calzada central y hacerlo pasar por debajo de las vías del tranvía. Con ello se facilita el paso de los coches que quieren girar por Numància desde el tronco central de la Diagonal. 'La solución depende de si se quiera dar prioridad al tranvía o al coche. El paso inferior es el mejor para el tranvía y, de paso, puede dar más fluidez al tráfico de coches', aseguraba ayer Pere Navarro, responsable municipal de movilidad.
Si no se construye el túnel, cuyo coste es considerable, tanto en dinero como en imagen, es imprescindible ajustar los semáforos para dar prioridad al paso del tranvía. Algo que en el caso de cruces como el de Numància -y también en Sarrià- comportará serios problemas que terminarán por afectar tanto a los coches como al tranvía.
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