El 84% de los catalanes son dueños de las casas en las que viven
En 2000 sólo se mudó el 4,% de la población
El 84% de los catalanes son dueños de las viviendas en las que habitan, frente al 16% que residen en régimen de alquiler. Este dato demuestra que la cultura de la propiedad sigue profundamente enraizada entre la población, pese a que los precios de la vivienda no han parado de crecer en los últimos años. Los habitantes de Cataluña son reacios a cambiar de domicilio: a lo largo de la vida protagonizan una o dos mudanzas de promedio.
La escasa movilidad es el rasgo que caracteriza a los catalanes, según el estudio presentado ayer sobre la vivienda dirigido por la economista Carme Trilla en colaboración con el Instituto Técnico de la Construcción y encargado por el Departamento de Política Territorial. Durante 2000 se mudaron 240.669 personas, el 4'6% de la población catalana. La rotación de familias afectó a 138.000 viviendas, de las que 103.302 albergaron a núcleos que no cambiaron la anterior estructura familiar. Los 35.000 pisos restantes eran de nueva construcción y los ocuparon parejas o personas solas que se independizaron.
El trabajo se basa en una muestra de 600 encuestas distribuidas por toda Cataluña. La metodología empleada aspira a convertirse en un instrumento que permita calibrar la situación de la vivienda desde la perspectiva de sus residentes.
Las respuestas revelan que el problema de alojamiento no se percibe tan preocupante para la ciudadanía como se tiende a pensar, aunque los más afectados sean los que todavía no han podido acceder a su primer hogar. Sorprende también los altos niveles de complacencia expresados por los titulares de pisos respecto a las condiciones de los mismos (el 91% de los encuestados se siente totalmente o bastante satisfecho del lugar donde reside). El 87% de los preguntados considera que su morada es 'digna', lo que equivale a 1.800.000 viviendas, de las que casi 300.000 pertenecen a promociones sociales. La parte negativa de la radiografía la constituye el 13% de la población que se considera peor alojada. De ellos, el 8'8% está en situación de riesgo y el 4,2% vive en condiciones de habitabilidad deplorables.
Política de ayudasLa franja de población con pocos ingresos -pensionistas y jóvenes- serán los principales destinatarios de las ayudas de la Generalitat. El régimen de alquiler y la rehabilitación figuran como las modalidades en alza para atender la demanda de las personas que, por distintos motivos, no pueden acceder a los precios del mercado. Según manifestó ayer Ramon Roger, responsable de las actuaciones concertadas de Arquitectura y Vivienda, no resulta fácil detectar a los ciudadanos insolventes. Por este motivo desde el Departamento de Bienestar Social han puesto en marcha un estudio que permita localizar las bolsas de pobreza. Uno de los objetivos que persiguen es localizar los alojamientos distribuidos por los cascos históricos de las ciudades de Cataluña en los que se hacinan buen número de inmigrantes. Por ahora no está previsto ampliar las partidas que las distintas administraciones destinan cada año a vivienda y que Roger cifró entre 50.000 y 62.000 millones de pesetas.
Las comunidades de vecinos se enfrentan a un cúmulo de problemas entre los que la falta de ascensor destaca con diferencia en el escalafón de preocupaciones. El 37% de los catalanes residen en edificios sin elevador. La cuestión se agrava en los inmuebles con más de tres plantas cuando sus ocupantes son mayores de 65 años. A la vista de la importancia de los datos extraídos de la encuesta, Miquel Modrego, director de Arquitectura, señaló que tienen intención de cerrar acuerdos con los ayuntamientos para facilitar a los propietarios interesados la instalación de ascensores en aquellos edificios de polígonos donde la mayoría de la población supera los 65 años.
El estudio es el primero de una serie que tendrá periodicidad bianual. La población se clasifica en cinco estratos sociales: alto, medio-alto, medio, medio-bajo y bajo. La mayoría de los catalanes (55%) residen en pisos construidos a partir de 1970. La antigüedad es un factor determinante en la diferención de los grupos. Sólo el 30% de la población del estrato bajo habita pisos levantados después de esa década.
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