Partidos de infarto
El ataque al corazón que sufrió Houllier pone de manifiesto la tensión que se vive en los banquillos
Tensión, estrés, éxito o fracaso concentrados en unos pocos minutos, sus cargos de entrenadores dependiendo de su trabajo pero también, muchas veces, del capricho de un balón, de un poste... 'Los técnicos soportamos una gran presión. Si pierdes, andas de noche por tu casa sin rumbo'. La frase es de Arsene Wenger, el respetado técnico del Arsenal, poco después de ser informado del infarto que le sobrevino a su compatriota y colega, Gerard Houllier. El técnico del Liverpool convalece de la operación a corazón abierto a la que tuvo que ser sometido tras encontrarse repentinamente indispuesto durante el descanso del partido entre su equipo y el Leeds el pasado 13 de octubre.
Houllier, de 54 años, es el último ejemplo de una larga lista de entrenadores que han sufrido problemas cardiacos. En su caso le detectaron una disección de la vena aorta, una dolencia mortal si no se interviene en un plazo corto de tiempo. El Liverpool es un club en el que ya se han producido casos similares con anterioridad. En 1992 su entrenador escocés Graeme Souness tuvo que ser sometido a una operación de triple by pass (derivar la arteria coronaria y el flujo de la sangre al nivel de la obstrucción). El escocés Kenny Dalglish ya había dimitido del cargo de técnico del Liverpool en febrero de 1991 alegando que padecía un ataque de ansiedad.
El escocés Jock Stein y el uruguayo Pulpa Echamendi murieron de manera fulminante durante los partidos que dirigían cuando les sobrevino el ataque cardiaco, el ex seleccionador español José Villalonga falleció cuando trabajaba en la escuela de entrenadores por una afección cardiovascular, el entrenador de baloncesto del Real Madrid Ignacio Pinedo, de 66 años, no resitió mucho más, después haberle sobrevenido un infarto agudo cuando habían transcurrido 17 minutos de un partido de la final de la Copa Korac contra el Cantú. Y Juanjo García falleció cuando era entrenador de la Cultural Leonesa.
El caso más sonado fue el que empujó a Johan Cruyff a poner punto y final a su carrera de entrenador. En febrero de 1991 se encontró repentinamente indispuesto e ingresó en la clínica Sant Jordi de Barcelona, donde se le detectó una gravísima dolencia. 'Johan tenía desde hacía tiempo una bomba dentro y en cualquier momento podía estallar', dijo después el médico del Barça Josep Borrell. Tuvo que ser sometido a una operación de doble by pass. Cruyff estaba sometido a la tensión inherente a un banquillo, era un fumador compulsivo y además tenía antecedentes familiares, su padre y su tío fallecieron por problemas cardiacos. Cinco años después dio por concluida su carrera. Pero antes de ser operado, Cruyff, era inconsciente de los riesgos que asumía en un banquillo. Lo contó a su manera: 'La información a un paciente debe ser muy sencilla. En mi caso me dijeron que estaba muy bien, pero que en fútbol no podía estar. '¡Hostia!, tengo 40 años', protesté yo. Y me contaron no sé qué de estrés. Demuéstremelo y me pusieron mil aparatos para buscarlo, pero nada. No tenía'.
Rinus Michels tuvo que ser operado en 1983 y en 1998 sufrió un ataque por el que tuvo que ser internado. Hennes Weisweiller falleció a consecuencia de un infarto a los 63 años cuando dirigía al Grasshoppers y Helenio Herrera murió de un ataque al corazón a los 81 años, pero cuando tenía 53 años ya había tenido que tomarse un año sabático debido a esta misma dolencia. El ex seleccionador soviético Valery Lobanosvski, Manuel Mestre (Valencia) y Eusebio Ríos (Rayo) son algunos de los entrenadores que superaron diferentes afecciones cardiacas.
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