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Agró navega el marjal de Almenara para evitar su urbanización en Sagunto

Los terrenos del plan de actuación integral (PAI) G-2 de Sagunto, un proyecto de urbanización de adosados y unifamiliares que se están vendiendo ya bajo la denominación de Residencial Villamarina de Almardà, fueron invadidos ayer, a pesar de estar sellados por una valla metálica, por alrededor de 40 miembros de Acció Ecologista-Agró. Empeñados en evitar la destrucción de uno de los enclaves más valiosos de la zona húmeda denominada marjal de Almenara, surcaron sus acequias en barcas neumáticas y desplegaron pancartas reivindicativas para demostrar la importancia de los valores naturales del humedal y liberarlo del 'secuestro' al que 'ha sido sometido'.

La finca afectada por el PAI, aunque declarada como urbanizable desde antes de la llegada de la democracia a España en una clasificación que no respeta las actuales leyes conservacionistas, fue incluida por la Consejería de Medio Ambiente dentro del marjal de Almenara en la propuesta de Lugares de Interés Comunitario (LIC) que servirá para crear la Red Natura 2000. Y, según Enric Amer, de Agró, existen numerosos informes científicos que avalan sus características de humedal, lo que supone, según la Ley de Espacios Naturales Protegidos, la obligación de ser protegido.

Aún así, Medio Ambiente ha eliminado los terrenos calificados como urbanizables de la última propuesta de Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana. Los ecologistas, que han actuado legalmente por la vía penal y por el contencioso-administrativo, lamentan que, a pesar de que los tribunales ya han hecho prevalecer (como en el caso de Massamagrell) la pervivencia de los humedales incluso cuando estuvieran clasificados como suelos urbanizables, el Consell dé preferencia a los planeamientos urbanos de los municipios.

Sin embargo, y pese a que Medio Ambiente ya ha dado por desahuciado el marjal de Sagunto próximo a la playa de L'Almardà, los terrenos amenazados por el cemento mostraban ayer toda su pujanza natural, medio anegados y poblados de vegetación de marjal. Y mientras varios miembros de Agró navegaban en sus barcas por una acequia que cruza la futura urbanización, al igual que hacían los vecinos hace apenas unas décadas, otros se subieron a un enorme cartel junto a la carretera para desplegar una pancarta que exigía Deixeu el marxal en pau.

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